Barcelona bajo las bombas fascistas
Contenido
Bombardeo aéreo, 6 de noviembre de 1938
Primera Parte
BOMBARDEO SOBRE LA BARRIADA DE PORT
VIVENCIAS DE BARRIO
Diez días antes de que terminara la Batalla del Ebro, o sea, el 6 de noviembre de 1938, y tan sólo tres meses escasos de la capitulación de Barcelona el 26 de enero de 1939, se produce un fuerte y seleccionado bombardeo aéreo realizado como de costumbre por la Aviación Legionaria de las Baleares. Las diversas situaciones vividas por la población civil en la barriada de Port de la Marina de Sants, no deben quedar olvidadas a pesar de los 75 años transcurridos. El estudio sobre los hechos ocurridos me han dado la oportunidad de comprender cómo sucedió aquel acontecimiento y que objetivos militares pretendió alcanzar, localizando a la vez alguno de los lugares afectados por las bombas. Por lo cual, este trabajo es una investigación sobre un hecho real que pretende a la vez dar a conocer bajo mi punto de vista y mis experiencias vividas en aquellos terrenos, como se transformaron a raíz de la evolución industrial y los proyectos de las nuevas calles que poco a poco pero sin dejar de parar cambiaron la hegemonía agrícola por una Marina industrial y urbana.
Todo empezó cuando realicé la visita a la Aeronáutica Italiana en Roma, con el fin de buscar información sobre la bomba que explotó cerca de la barriada de Casas Baratas Grupo Eduardo Aunós, en un principio pensé que saldría con las manos vacías, pero no fue así, ya que después de varias horas de búsqueda entre cientos de documentos sin clasificar referente a la Aviación Legionaria de las Baleares, los archiveros militares pusieron sobre la mesa donde estaba llevando a cabo la investigación, un grupo de planos de la ciudad de Barcelona fechados por orden del día del ataque y con numeración correlativa; el número 1 indicaba el primer ataque, el número 2 el segundo, y así sucesivamente hasta que terminaron los bombardeos sobre la ciudad y barriadas colindantes. Estos planos indicaban los gráficos de la situación del lugar donde explosionaban las bombas arrojadas, por lo que, uno a uno fui buscando el ataque a las Casas Baratas que en sí era lo que me interesaba. Por fin, en el plano número 10 del bombardeo efectuado el día 15 de octubre de 1937, encontré la bomba que explosionó cerca de las Casas Baratas. Seguí mirándolos correlativamente tal y como estaban ordenados, hasta que en el plano número 18 del bombardeo del día 11 de enero de 1938, encontré un ataque compartido entre las barriadas de Plus Ultra y Casa Antúnez. De éstas barriadas ya tenía conocimiento que habían sufrido graves consecuencias e incluso con varias víctimas mortales, pero me alegró encontrarlo porque por fin tuve entre mis manos un argumento sólido ya que una vez estudiado pude comprender lo que había sucedido en aquellas barriadas de la Marina. La verdad es que ya no me esperaba ninguna otra sorpresa, pero no fue así, porque en el plano número 61 del día 6 de noviembre de 1938, encontré un bombardeo donde se apreciaba que la barriada de Port también fue afectada. Tardé varios minutos en reaccionar y mirar bien el plano y las zonas afectadas, hasta que observé que habían caído varias bombas cerca de la parcela donde mi abuelo Juan tuvo el huerto, que por cierto, antes de vivir en las Casas Baratas, vivió en el número 411 de la calle Nuestra Señora de Port en el piso de la primera planta del edificio donde está ubicado el viejo «estanco de Port«, donde también nació y vivió mi madre.
No se como, pero sin darme cuenta sentí como se activaban mis recuerdos envolviéndome entre ellos hasta que me vino a la cabeza lo que mi madre me había contado sobre las heridas que le causó la explosión de una bomba a su abuela Paca en el huerto de Port, fue en ese mismo instante cuando comprendí que este bombardeo lo vivió siendo una niña de once años, por lo que es obvio que debido a su extremada juventud se olvidase y lo relacionara con la bomba de las Casas Baratas. En fin, seguí buscando y encontré dos documentos referentes a los meses de enero y noviembre de 1938, sobre alarmas, víctimas y edificios que había realizado la Junta Local de Defensa Pasiva de Barcelona. En ellos pude encontrar los datos sobre las víctimas y edificios destruidos, así como las bombas que explosionaron y las zonas siniestradas, aunque en los gráficos se observan con mayor exactitud que en las relaciones de alarmas, víctimas y edificios, por ejemplo; en el bombardeo del día 6 de noviembre de 1938, dice: Aviación.- Véase gráfico.- Zona Portuaria, Barceloneta, Carretera del Puerto y Montjuïc.
Por otro lado, debo decir, que en la actualidad estos documentos se pueden ver en el Arxiu Municipal Administratiu de L´Ajuntament de Barcelona (1) y en la obra de Joan Villarroya i Font, (2) donde el historiador incluye las siguientes notas con el fin de entender los datos que ofrecen las relaciones de alarmas, víctimas y edificios.
- Se indican con «Si» tan solo los bombardeos que afectaron al término municipal de Barcelona.
- El número de muertos corresponde al de fallecidos (civiles) en el momento mismo del bombardeo, sin incluir las defunciones de heridos.
- El número de heridos (civiles) se refiere nada más a los que fueron hospitalizados.
- El número de víctimas comprende solo hasta el día 5 de enero de 1939.
- En los edificios siniestrados no se incluyen los del puerto, ni los de carácter militar, como tampoco los civiles cuyos desperfectos se limitaron a la destrucción de la carpintería y vidriería de los mismos.Los números registrados son incompletos, por la falta de propietarios e interesados que los denunciaran cuando los desperfectos no se apreciaran desde el exterior.
- Habiendo épocas en las que no se permitía la entrada en la zona portuaria, el número de bombas, por lo que a la citada zona se refiere, es incompleto, no figurando las que cayeron al mar.
La información que ofrecen los documentos sobre alarmas, víctimas y edificios, como hemos observado, no ofrecen una información global tan especificada como los gráficos de los bombardeos, donde se observan todos o casi todos los lugares donde cayeron las bombas, siendo ésta la causa general de que algunos historiadores pasaran por alto estos ataques como el de la barriada de Port. Además, como iremos viendo, se juntaron otros factores determinantes para que esto sucediera; los partes de los bomberos y la prensa barcelonesa. No obstante, no me extrañó ver que la mayoría de documentos estuvieran escritos en castellano, por lo que pensé que toda esta fuente de información había llegado a Roma a través de la red de espionaje y de la colaboración franquista en Barcelona. En definitiva, acababa de descubrir las fechas, víctimas y lugares exactos donde cayeron las bombas de los tres bombardeos que se produjeron sobre las tierras de la Marina de Sants, también conocida como La Marina del Delta del Llobregat oriental.
En el gráfico se observa marcado con puntos negros las bombas que explotaron en la barriada de Port, Montjuïc, Pueblo Seco, la carretera del Puerto el Puerto en su conjunto y las barriadas de la Barceloneta y Pueblo Nuevo.
Por lo cual, pensar que los bombardeos a nuestras barriadas de la Marina pudieron ser limitados y que los aviadores italianos nada más pretendieron alcanzar objetivos militares sería ignorar la verdad de lo sucedido, porque lo cierto, es que ha quedado demostrado que fueron intencionados y que llevaban como fin confundir a las defensas antiaéreas e intimidar y provocar un profundo malestar que iba mermando día a día la moral sobre la población civil, produciéndose con este sistema cientos de víctimas que cansadas de escapar de tanta crueldad encontraban la muerte en las calles antes de que pudieran llegar a los refugios o atrapadas en los escombros originados por el derrumbe de sus propias viviendas. Además, el hecho de que sólo resultaran heridas dos personas puede transmitir la sensación de que fue un ataque en zonas abiertas y poco pobladas, pero los diecisiete edificios afectados entre las barriadas de Pueblo Seco, La Barceloneta y Pueblo Nuevo, ya que los del Puerto no cuentan como ya sabemos, demuestran que no fue así. Aunque por otro lado, debo decir, que las barriadas de la Marina y la montaña de Montjuïc albergaban cientos de plantas bajas y barracas en espacios más abiertos y sin tanta población civil, exceptuando las Casas Baratas que era un núcleo importante con más de 3.000 habitantes.
Por otra banda, todas las barriadas carecían de edificios altos de tres o cuatro plantas exceptuando las llamadas «Pujol» con cuatro plantas de altura que todavía siguen estando en pie, formando parte de lo que queda del núcleo central del viejo Can Tunis. No obstante, hay que tener en cuenta un factor muy importante ya que fue elemental para que el número de víctimas no hubiera sido superior, es el hecho de que la población civil ya se tomaba muy en serio las alarmas y bien mentalizados a base de tanto castigo comprendieron el significado de lo que éstas representaban cuando sonaban, cosa que al principio de los bombardeos sobre la ciudad no ocurría. Aunque también es cierto que no existían tantos refugios que cubrieran las necesidades del momento, por lo que las personas corrían buscando las estaciones de metro donde la gente se sentía segura, aunque no todas tenían como es obvio, la fortuna de vivir cerca de ellas y corrían sin saber donde guarecerse. Poco a poco y con mucho esfuerzo se realizó la construcción de refugios pero no con la suficiente intensidad para poder cubrir todas las necesidades de la población civil.
Cuando los bombardeos se hicieron más intensos e indiscriminados en 1938, bajó el ritmo de construcción de éstos a causa de la escasez de la energía eléctrica, por supuesto de la mano de obra, los materiales y el dinero.(3) Un ejemplo de estas razones fue el presupuesto que se realizó para la construcción de un refugio denominado «Prat Vermell» -Casas Baratas o Grupo Francés Ferrer y Guardia-, valorado en 70.821´80 pesetas a las que había que añadir la cantidad correspondiente a la dirección y el beneficio industrial 8.498´92, total 79.319´72 pesetas. El refugio estaba formulado a base de elementos repetidos para construir en la barriada del Prat Vermell. El presupuesto que correspondía a una unidad se multiplicaba por el número de elementos que se hubieran querido construir según la capacidad que se creía necesaria. En cada elemento se podían refugiar 300 personas entre derechos y sentados. El refugio del Prat Vermell no se llegó a construir.(4) Proliferaron los refugios en las propias industrias, plazas y lugares inverosímiles, aunque también es cierto que la población en alguno de éstos se sentía insegura. Por otro lado, la sociedad civil formando comisiones de vecinos, llegaron a construir sus propios refugios de los cuales algunos eran subvencionados, otros pagaban semanalmente una cantidad estipulada acreditada a través de un carnet. Un ejemplo de la buena cooperación entre vecinos, es la historia que cuenta mi buen amigo Ramón Anglés, escritor y cronista de la «Marina» cuando en su obra cuenta cómo se construyeron algunos refugios en las antiguas canteras de Port.
(5) La más cercana estaba en la cantera llamada el Sot conocida también como -Bassa-. Las cuevas y las minas abandonadas de la explotación de la arcilla arenosa de Montjuïc, conocida como «terra d´escudella» que una vez refinada se utilizaba para quehaceres domésticos de limpieza, siendo una de las marcas más populares «Arena Iman«, se convirtieron en una colonia inmensa donde moraban sigilosamente sus habitantes, sobresaltados cuando los obuses del crucero nacional «Canarias» posicionado a varias millas mar adentro enfrente mismo del faro del Delta del Llobregat, pasaban por encima de sus cabezas buscando la gran urbe donde explotaban.(6) Cuando empezaron los ataques aéreos el peligro fue más inminente y continuado, los aviones italianos iban y venían sin encontrar una resistencia veraz, entonces la montaña se convirtió en un balcón peligroso que ofrecía unas vistas generalizadas de las explosiones que producían las bombas fascistas iluminando el cielo de la ciudad. Familias enteras de las Económicas- Casas Baratas-, de Port y las barriadas colindantes formaron una nueva sociedad sin condiciones y faltos de alimentos con el fin de salvaguardar sus vidas, aunque acabada la guerra algunas de esas familias sin hogar acabaron quedándose allí.
LOS AGRESORES
Las alarmas sonaron a las 19´08 horas acabándose a las 20:15 horas, por lo que, tratándose de un ataque prácticamente nocturno es obvio que participaran los bombarderos pesados Savoia Marcheti SM.81 de las Escuadrillas 251ª y 252ª de Bombarderos Nocturnos «Murciélagos» con bases en Sant Bonet y Son Sant Joan en Mallorca. No obstante, un detalle a tener en cuenta es la capacidad ofensiva que estos aparatos tenían en comparación con los SM.79, aunque éstos eran más rápidos volando a una velocidad de 450 Kilómetros hora, utilizándose por sus prestaciones en ataques a pleno día debido principalmente a la modernidad de éstos y al cariz que había tomado la guerra decantándose a favor de los fascistas. Por otro lado, y teniendo en consideración que de las bombas arrojadas explosionaron ciento tres, me declino más a favor de los SM.81 ya que éstos aunque más lentos desplazaban una carga de 2.016 kilogramos por los 1.536 de los SM.79 del Grupo de Bombarderos Veloces «Halcón de las Baleares» (10ª y 19ª) y (18ª y 52ª) Escuadrillas con bases en Son Sant Joan y Salinas respectivamente.(7) El número de unidades que intervinieron no puedo asegurarlo pero por la trayectoria de las explosiones de las bombas me atrevo a decir que como mínimo fueron entre 4 o 5 aparatos.
EL BOMBARDEO
El bombardeo a la barriada de Port de la Marina de Sants, no se efectuó solamente con la idea de alcanzar ciertos objetivos militares que existían en sus tierras, porque ninguno fue alcanzado. El gráfico número 61 del bombardeo del 6 de noviembre de 1938, ofrece tal y como podemos apreciar una visión de todas las zonas afectadas por el ataque, por lo que, en su conjunto, una vez analizado pude argumentarlo con varias hipótesis diferentes entre si que iremos conociendo. El bombardeo en sí tuvo dos focos muy importantes de agresión a tener en cuenta, por un lado la barriada de Port, y por otro, la montaña de Montjuïc, Pueblo Seco, Zona Portuaria, el Puerto en su conjunto y las barriadas de la Barceloneta y Pueblo Nuevo. Por lo cual, hablar del bombardeo de Port es hablar de un bombardeo compartido con diferentes objetivos.
Por la forma que se efectuó la agresión, los bombarderos italianos entraron por el mar desde Mallorca, aunque hay que aclarar que no fue siempre así, ya que con los intensos bombardeos que sufría la CAMPSA en Casa Antúnez, sobre todo a principios de junio de 1938 cuando fueron alcanzados de pleno los tanques de combustible, éstos se incendiaron y produjeron una nube de humo tan intensa que el cielo quedó tapado durante varios días, obligados por este motivo a cambiar el rumbo entrando por las costas de Garraf y la serralada de Collserola, abriendo otra nueva ruta alternativa hacia la ciudad.(8) Los aviadores buscaron la posición de ataque, uno de ellos cruzó el espacio aéreo de nuestras tierras de la Marina arrojando una tanda de bombas de las cuales explosionaron quince en la barriada de Port. El aparato siguió su rumbo cruzando la montaña de Montjuïc, y de nuevo soltó de sus espezoneras otra tanda de bombas de las cuales explosionaron tres en la barriada de Pueblo Seco. El resto de la escuadrilla se dedicó a bombardear la zona del Morrot, el castillo de Montjuïc, la batería de costa y el polvorín Álvarez de Castro, así como la zona portuaria, el Puerto en su conjunto y la barriada de la Barceloneta, tomando los aparatos rumbo dirección río Besos para salir por el mar hacía Mallorca, pero no sin antes arrojar de nuevo en su huida cinco bombas más que explosionaron; tres entre las calles de Almogávares y Pujadas, y otras dos entre Pedro IV y Pallars.
OBJETIVOS MILITARES
Las primeras bombas cayeron entre dos fábricas muy importantes de la Marina, la fábrica Can Farrero -conocida popularmente por los «cubos»-, que no fue declarada como objetivo militar aunque su producción en armamento fue importante, y más hacia el mar, la Sociedad Anónima Española de Lubricantes, conocida como -Las Grasas y la fábrica de Aceites Pesados-, declarada como objetivo militar. El bombardeo se inició a través de un pasillo formado por ambas fábricas y entre los campos hasta llegar a la calle Nuestra Señora de Port que cruzaba el núcleo central urbano de la barrida de Port.
LA INDUSTRIA FARRERO S.A.
Según información adquirida por mi buen amigo Ramón Anglés, Can Farrero se creó con la unión del farmacéutico Dr. José Farrero Viu -conocido por el Lithines del Dr. Gustin- y de Antonio Corominas Figueras el cual poseía una fábrica de gaseosas, cerveza y anhídrido que se utilizaba para los galvanizados en la calle Porvenir número 115 de Barcelona. Con la unión de los dos industriales de constituyo Farrero S.A. reconocida por la calidad de sus artículos galvanizados.
En 1936, los dos socios se marcharon a consecuencia de la Guerra Civil, quedándose al mando de la dirección de la empresa los propios trabajadores, entre ellos José Toló Farrero que era el sobrino de Farrero. En 1939, regresaron los propietarios emprendiéndose de nuevo la producción de galvanizados, con una plantilla aproximada de 300 trabajadores.
Durante la Guerra Civil fabricaron minas submarinas -posiblemente minas de profundidad-, espoletas de bombas de aviación, bombas de mortero, bombas piña y casquetes para fusiles Mauser. El hecho de que no estuviera considerada como objetivo militar, puede ser atribuido a que un hijo de Antonio Corominas Figueras socio de José Farrero, desempeñara el rango de teniente en el bando nacional, habiendo sido chofer a lo largo de la guerra de Juan Yagüe Blanco general de la Columna Marroquí. Por este motivo, se supone, que esta fábrica fue respetada por la aviación fascista. En la actualidad, queda como testimonio de la Farrero S.A. el paseo bordeado por grandes plataneros y el antiguo chalet con torre y el reloj, rehabilitado como Centro Cívic Casa del Rellotge.
LA SOCIEDAD ANÓNIMA DE LUBRICANTES
Las Grasas estaba clasificada como objetivo militar, era lógico porque sus lubricantes y grasas eran esenciales para mover toda la industria. Estaba ubicada en unos terrenos que limitaban con el Paseo del Puerto Franco y el Camino del Puente de las Vacas, en la actualidad la calle l´Encuny, que a su vez es la principal de la barriada de Santiveri que en aquellos años se llamaba -Barriada Nova de Port-. Al otro lado del Camino del Puente de las Vacas limitaba con la vía ferroviaria del tren de la potasa y la Carretera de Nuestra Señora de Port, y justo en medio de estos terrenos la Masia de Cal Magarrinyas donde los nacionales de la Columna de Navarra instalaron una pieza de artillería cuando entraron por las Casas Baratas el 25 de enero de 1939. Por otra banda, limitaba con el Camino del Prat Vermell que en la actualidad es la calle Cisell y la Carretera de Can Mateu que se llamaba así porque conducía a los almacenes de hierro –Casa Mateu-, (9) aunque antes de la guerra cuando se acabó de construir la llamaron la carretera «Recién Terminada» en la actualidad calle de los Motores. En el terreno que ocupaba la fábrica han construido un inmenso edificio con una estructura modernista que se dedicará para alojar en su planta baja un gran supermercado y oficinas en las demás plantas. Debo decir, que este edificio es el único en todo el Paseo de la Zona Franca que ha respetado el suelo original sobre el nivel del mar de las tierras de la Marina.
Por último, comentar que mi abuelo Juan el padre de mi madre, trabajó en la fábrica de los Aceites Pesados toda la guerra, y durante todo ese periodo de tiempo no le faltó materia prima que la propia empresa proporcionaba a sus trabajadores para que pudieran fabricar jabón. Con el jabón que la abuela iba guardando lo comercializaba después cambiándolo por comida –vianda– desplazándose en tren en compañía de sus dos hijas mayores a los pueblos de Girona y Tarragona, por lo que, gracias al jabón que fabricaba el abuelo no pasaron tantas necesidades y hambre.
LOS LUGARES AFECTADOS
Para poder interpretar mejor el bombardeo a Port, a continuación veremos el cuadrante del plano del teatro de operaciones confeccionado con el fin de apreciar con más claridad el lugar donde cayeron las bombas.(10)
A: Huerto de los abuelos
B: Bomba que destruyó el muro del Paseo del Puerto Franco
C: Asilo de Nuestra Señora del Port
D: Fábrica La Sociedad Anónima de Lubricantes
E: Fábrica Can Ferrero
F: Río las Losas
El ataque empezó en los campos, las dos primeras bombas explotaron antes de cruzar la calle de la Industria, llamada también Paseo del Puerto Franco y en la actualidad Paseo de la Zona Franca. La primera explotó en el campo abierto cerca del muro del paseo, la segunda alcanzó el muro e incluso pudo impactar en el río de las Losas en los campos de Cal Rufa. El río de las Losas, no era en sí un río natural, sino un canalillo construido por el hombre que recorría los campos con el fin de llevar sus aguas a los terrenos de la Marina, en sí, desembocada en la Acequia Negra que a la vez determinaba el término municipal de Barcelona y L´Hospitalet. El canalillo nacía en el Canal de la Infanta, precisamente en la parcela propiedad de Cal Rufa, donde hoy se cruza la calle del Foc con la de Nuestra Señora de Port. El canalillo perteneció al Real Canal de la Serenísima Infanta Doña Luisa Carlota de Borbón y su antigüedad es semejante a la construcción de éste, años 1817-1820. En los años 60 el agua que llevaba el Canal de la Infanta todavía era limpia así como la del propio canalillo, por lo que en verano cuántas veces había ido a refrescarme junto con mis amigos de aventuras, especialmente el » tapaculos» como así lo llamaba mi abuelo Antonio el padre de mi padre, porque siempre llevaba el pantalón remendado en el trasero. Pero otras veces cuando íbamos a coger cabezudos y ranas en las acequias que habían en los alrededores del canalillo nos metíamos como nuestra madre nos trajo al mundo para no manchar la ropa de barro, y no se como mi madre se enteraba, supongo que alguna vecina nos veía y se lo chivaba, aunque a mi madre cuando le interesaba saber donde estaba, salía a la calle y preguntaba a las vecinas o a mi abuelo Antonio que siempre estaba sentado en su silla de madera negra y asiento de esparto en la esquina de la calle Tortosa con Forets –la nueve con la dieciocho-. El abuelo veía todos los movimientos que realizaba, era como un vigía porque desde aquella esquina de la plaza lo controlaba todo, por lo tanto, a mi madre sólo le bastaba preguntar: ¿abuelo sabe usted dónde está el Antoñico? y el abuelo le respondía: «sí, iba para los campos en compañía del tapaculos». Mi madre entonces ya sabía donde estaba y cuando a lo lejos la veía que venía a buscarme salía corriendo con la ropa debajo del brazo y en la carrera siempre ganaba yo, pero después en casa cuando menos me lo esperaba, ella me cogía por banda y con la escoba que tenía el mango de caña seca me espabilaba, pero siempre volvía al río de las Losas, no porque fuera malo, sino porque era muy travieso y me gustaba aquel lugar.
La bomba que destruyó el muro de protección del lado dirección mar, permaneció así durante muchos años hasta que construyeron un enorme edificio. Recuerdo perfectamente el lugar, por el muro roto se había formado un camino pronunciado de tierra que bajaba aun solar que en sus años seguramente había pertenecido a la masía «Cal Rufa«, era totalmente plano y estaba a nivel de mar, protegido por un muro elevado de contención de más de tres metros de altura que se había construido a ambos lados del futuro paseo de la Industria, para ubicar una enorme cloaca que nacía en la Plaza Cerdá para recoger las aguas fluviales y residuales de la zona de Sants desembocando en el mar. Estos muros soportaron el relleno de tierras y formaron las dos calzadas laterales adoquinadas y un bonito y grandioso paseo central con frondosos árboles, en fin, la cloaca fue el motivo para que el paseo de la Industria, también conocido por el paseo de la «Cloaca y las Acacias«, quedara más elevado que el propio suelo de la Marina.
Por otro lado, personas de aquella época como mis abuelos, dijeron que el paseo se había construido para que el Rey Alfonso XIII pudiera acceder al hipódromo de Casa Antúnez, hecho que corrobora el escritor Francesc Candel citando en una de sus obras que el paseo «se hizo, creo, como acceso al hipódromo de Montjuïc«. No obstante nunca llegó a consumarse la obra total de éste enlazando con el hipódromo y Casa Antúnez ya que murió debajo mismo del puente de la vía del tren de la línea M.Z.A. –Madrid-Zaragoza-Alicante– donde en la actualidad se está construyendo la salida al exterior del metro de la línea 9, siguiéndose utilizando como de costumbre la Carretera de Nuestra Señora de Port. Aunque no deja de ser chocante que las obras del paseo se terminaran precisamente estando muy cerca de la zona de la playa, donde estaba ubicado el hipódromo de la Compañía Francesa de Carreras de Caballos, construido en 1883 -Casa Antúnez- y el Arsenal Civil de Alexandre Wohlgemuth, gran industria metalúrgica y astillero construido en 1886, viéndose afectadas desde un principio por el proyecto, me hace pensar en la hipótesis de que estas dos grandes empresas pusieran freno a la obra planteando algún problema al Ayuntamiento de Sants, aunque si el proyecto se aprobó no es normal que se quedara paralizado durante tantos años. Por otro lado, ya hacía tiempo que se había planteado la adjudicación de un puerto franco en Barcelona como el de Cádiz. El día 10 de octubre de 1915, en una asamblea en el Salón de Ciento del Ayuntamiento, se pidió formalmente al Gobierno del Estado que concediese a Barcelona la instalación de un puerto franco. Una Real Orden del día 24 de octubre de 1916 había autorizado la concesión de éste, otra del día 4 de noviembre de 1918 aprobaba el proyecto que había formulado el ingeniero Josep Cabestany y una ley del día 11 de mayo de 1920 acotaba aquellos terrenos y decidía la función nueva y específica: acoger las instalaciones del futuro puerto franco de Barcelona.(11)
No obstante, no es hasta mayo de 1950 cuando se constituyó por iniciativa directa de las altas instancias del régimen franquista conjuntamente con el Instituto Nacional de Industria -INI- en aplicación de un decreto de la presidencia del Gobierno, del mes de junio del año anterior, que disponía la constitución de una sociedad para lograr la implantación en España de una industria de fabricación en serie de automóviles de tipo medio como uno de los aspectos más interesantes del proceso de industrialización nacional que se llevaba a cabo en España durante los últimos años.(12) El 5 de octubre de 1955 el general Franco inaugura la fábrica Sociedad Española de Automóviles de Turismo (SEAT), también conocida entre los habitantes de nuestras barriadas como: «Siempre Estamos Apretando Tornillos».
Con la inauguración de la SEAT, es en realidad cuando empieza a desaparecer el paisaje agrícola surgiendo los grandes cambios como el desvanecimiento del proyecto del puerto franco a favor de una zona franca. Además, se realizó la prolongación del paseo que se convertiría en la gran arteria principal de comunicaciones por carretera del futuro parque industrial y del puerto. Por lo tanto, lo que sucedió, es quizás, la paralización de las obras del paseo por la aprobación en aquellos terrenos y parte de los adscritos hasta entonces de los términos municipales de L´Hospitalet y del Prat de Llobregat que pasaron a integrarse a la jurisdicción de Barcelona, para la creación del puerto franco.
Todo quedó paralizado y con una prospectiva muy lejana para la realización de las obras de éste, es aprovechada ésta circunstancia por la Compañía Francesa de Carreras de Caballos para reiniciar la nueva actividad del hipódromo en 1917 ya que éste cerró sus puertas en su primera etapa en 1897, cuando todavía no se había aprobado el proyecto de la nueva calle que presentó al Ayuntamiento de Sants el 24 de julio de 1890 el arquitecto Jaume Gustá. Definitivamente el hipódromo de Casa Antúnez cerraría en 1933. El proyecto en sí surge a consecuencia de unas demandas de comunicaciones que habían reclamado los vecinos de Sants en 1883, los vecinos de Sants partidarios de la agregación a Barcelona porque era una alternativa a la vieja y malograda carretera de Port.
También acogía el proyecto el trazado de la cloaca general de Sants, otra de las obras pendientes e importantes como la construcción de las aceras y el abastecimiento del agua potable que el Ayuntamiento intento realizar hacía tiempo pero que, por cuestiones económicas se retrasaron. En líneas generales, todo se llevó a cabo cuando el Ayuntamiento de Barcelona también interesado en el saneamiento de las cloacas debido a las epidemias y enfermedades, el deterioro de éstas y otras irregularidades debidas al crecimiento y desarrollo de la capital y las villas, llegó a un acuerdo aprobando un convenio con el Ayuntamiento de Sants en conectar una cloaca debajo de la Gran Vía, para que ésta recogiera las aguas fluviales y residuales de toda la zona del Eixample construido por encima de la Gran Vía, Hostafrancs y la França, con el fin de que enlazara a través de un sistema de colectores con el que se construiría en el paseo de la Industria hasta el mar. Así mismo, se aprobó la prolongación de la Gran Vía, la carretera de can Tunis y la construcción de las cloacas que hicieran falta. Una vez estudiado el terreno y presentado el proyecto por el arquitecto Pere García Faria, se acepta la aprobación, y a la vez, es también aceptada la agregación de Port por el Ayuntamiento de Barcelona, el 29 de mayo de 1894 y finalmente el 17 de julio de 1894, la Diputación aprueba definitivamente la rectificación de los límites entre los términos municipales, quedando entonces establecidas las viales que había proyectado Jaume Gustá, el paseo de la Industria y la avenida hacía el cementerio que, para separarlo de la barriada de Port, se plantó un bosquecillo de eucaliptos que por cierto, todavía queda uno junto a la entrada de éste y los restos de lo que queda del Canal de la Infanta.(13)
En el plano de la Zona del Puerto Franco de Barcelona y Terrenos Adyacentes signado por la Brigada Topográfica de Ingenieros del Ejército el 12 de septiembre de 1926, se pueden observar los límites establecidos y los terrenos afectados donde se incluía el hipódromo de Casa Antúnez y el Arsenal Civil de Alexandre Wohlgemuth, hasta 1966 que se convierten en el Polígono Industrial de la Zona Franca de Barcelona.(14)
El solar que protegía el muro del paseo fue un lugar perfecto para jugar al fútbol, allí nos sentíamos libres de actuar tal y como éramos, no existían los inconvenientes de cuando jugábamos en las plazas de la barriada, donde siempre surgía algún incidente que se producía sin querer. Al campo lo conocíamos con el nombre de las «cañas» como así me hicieron recordar dos buenos amigos míos del barrio, los hermanos Juan y Tony Jerez. Pero todo tiene un principio y un final, llegó la época de los sesenta y tantos y sin darnos cuenta nuestro campo de fútbol y muchos campos que estaban alrededor de él empezaron a brotarles verrugas de escombros que iban adueñándose de todo su espacio, no, no era una enfermedad, bueno si, la fiebre de la expansión de Barcelona y la «luz vede» para su industria en 1966 tal y como podemos ver en el anuncio de La Vanguardia Española,(15) comenzando a surgir desde ese mismo momento una nueva y enorme urbanización industrial llamada «Consorcio de la Zona Franca de Barcelona» que había llegado con demasiada prisa a nuestras tierras de la Marina, invadiendo incluso sus alrededores con grandes, medianas y pequeñas empresas.
Aquellas verrugas aisladas se fueron amontonando unas contra otras, creciendo y creciendo de runa y desperdicios industriales, sin más los campos quedaron cubiertos bajo los escombros, muchas zonas de nuestras tierras cambiaron de aspecto, ya no crecían hortalizas, frutas y verduras, sino cantidades abominables de basura que invadieron nuestro espacio natural. Las marismas del litoral se convirtieron también en receptoras de residuos industriales, desapareciendo nuestras queridas playas así como lo poco que quedaba del antiguo Estany del Port que era conocido como el «lago«. Se unió al mar convirtiéndose en un gran puerto donde los grandes buques descargan el petróleo. Recuerdo bien el lago, donde cada año se ahogaba alguna persona a pesar de que estaba prohibido bañarse. En el puente del tren de la M.Z.A. terminaba el paseo y empezaba un camino estrecho de carro que iba introduciéndose entre los campos hasta que llegaba al lago, lo bordeaba por su margen izquierda hasta que llegaba a la playa, pasando entre enormes diques y algunas defensas de costa –nidos de ametralladoras– de hormigón que habían quedado al finalizar la guerra.
Pasado el paseo y antes de llegar a la carretera Nuestra Señora de Port, cayeron siete bombas más repartidas por el campo, pero algunas de ellas sumamente peligrosas tal y como contaré a través de la comparativa entre el plano del teatro de operaciones y la fotografía del año 1958 cedida por el Ajuntament de Barcelona (AMDS).
La bomba que explotó más cerca del huerto, afectó a la abuela materna de mi madre que se llamaba Francisca Aliaga conocida como la abuela «Paca«, natural del pueblo de la Alberca provincia de Murcia, mi bisabuelo se llamaba José Iniesta y era natural de La Palma provincia de Murcia. Llegaron a Barcelona sobre el año de 1920 y arrendaron un solar donde construyeron la barraca para vivir, y como buenos murcianos que eran se dedicaron a lo mejor que sabían hacer, la agricultura. En los barrios de la Marina conocían a mi bisabuelo como el «tío Pepe» porque se dedicó a vender con un carro tirado por una mula los productos que cultivaba, entre ellos; los pepinos, tomates y un buen surtido de hortalizas. En definitiva lo que le ocurrió a la abuela es que estaba dentro del huerto cuando explotó la bomba y la onda expansiva fue tan agresiva que llegó hasta la barraca y las esquirlas de la metralla alcanzaron sus piernas ocasionándoles heridas muy graves. El tío Pepe que era sordo, se refugió debajo del carro que estaba fuera del huerto, por lo que, no sintió los gritos de auxilio de la abuela, y cuando por fin pudo darse cuenta de lo ocurrido la llevó al Hospital Clínic de Barcelona, donde permaneció hasta su recuperación. La abuela Paca fue uno de los dos afectados del bombardeo en todo su conjunto.
Cuando el tío Pepe falleció se hizo cargo del huerto el padre de mi madre que se llamaba Juan Pérez. El abuelo Juan, después de la guerra trabajó en la Bertrand y Serra también conocida como el «Prat Vermell«. En su tiempo libre siguió la tradición aunque su mayor anhelo fue el cultivo de las flores, entre ellas; lirios, rosas, claveles y crisantemos que, por cierto, venía todos los años un señor de la ciudad y se los compraba. A pesar de que yo tenía cinco o seis años de edad todavía recuerdo el huerto, un perfecto cuadrado de terreno totalmente plano que tenía su entrada por la actual calle de San Eloy, en su parte central un camino llegaba hasta el fondo donde había una pared de ladrillos que separaba otro solar que daba al Antiguo Camino de Valencia, la actual calle del Foc. A la derecha unos caballones perfectamente alineados daban a la pared de la Metalco S.A. que se dedicaba a la venta de hierros para la industria. A la izquierda la barraca y a continuación los caballones que llegaban prácticamente al muro del paseo, todo ello con un sistema de canalillos que repartían el agua a todos los rincones del huerto y que eran suministrados por un canalillo principal que nacía en el Canal de la Infanta llamado río de las «Losas«.
A principios de los sesenta, el abuelo Juan tuvo que dejar el huerto debido principalmente a una enfermedad crónica en el pecho que había cogido durante los meses que estuvo en cautiverio abandonado en una cueva que había en una playa en la costa de Girona, a consecuencia de un chivatazo de algún vecino que no lo quería bien a las fuerzas franquistas que entraron por las Casas Baratas, debido en sí, a que el abuelo pertenecía al Sindicato de la U.G.T. Por otro lado, el dueño del solar no tardó mucho tiempo en venderlo a una nueva empresa de construcción electromecánica que se llamó J. Figueras Salas S.A. -FISAM-. En 1977 esta empresa quebró y fue derribada junto con los antiguos almacenes de hierro de la Metalco S.A. a consecuencia del nuevo plan de urbanismo de la calle San Eloy y la calle del Foc, donde nacieron varios bloques de pisos que se unen a la iglesia de Nuestra Señora de Port. Delante mismo de la FISAM en los terrenos donde en la actualidad está ubicada la gasolinera, se montó un chiringuito de madera que permaneció allí durante varios años.
En definitiva, el huerto fue la llave maestra para abrir la puerta de la casa que mis bisabuelos habían solicitado en el futuro grupo de Casas Baratas que se tenían que construir debido al Real Decreto nº 215 de 3 de febrero de 1927, por el cual se creó el Patronato de la Habitación de Barcelona, que tuvo como finalidad principal la orden de construir viviendas populares que redujeran el número de barracas que se extendían a lo largo del termino municipal, y sobre todo en la ladera de la montaña de Montjuïc, donde se construirían los edificios y jardines que formaban el complejo de la Exposición Internacional que se inauguraría en 1929. No obstante, los beneficiarios no fueron ellos ya que cedieron los derechos de la vivienda a mis abuelos que por entonces vivían en la barriada de Port donde nació mi madre, mientras tanto, ellos conservaron la barraca viviendo en ella hasta el día que fallecieron.
Tres de las bombas explotaron en los campos, una cerca del muro del paseo justo en el solar donde se construyó la fábrica Coromex que construía maquinaria industrial, otra dirección al campo de fútbol del Portense que estaba junto al del C.F. Port en la actualidad C.A. Iberia. En la misma dirección cayó la tercera afectando el campo de fútbol, siendo a la vez la más próxima al Asilo Nuestra Señora de Port que estaba situado en un solar que ocupaba parte de la manzana entre el Camino del Prat Vermell en la actualidad calle Cisell, la Carretera de Nuestra Señora de Port y el paseo del Puerto Franco en la actualidad paseo de la Zona Franca. El terreno que ocupaba el C.F. Portense, fue rellenado con residuos sólidos industriales de arenas de fundición que se generan en la fabricación de piezas de metales tanto ferrosos como no ferrosos, los chavales lo llamábamos a estos desperdicios «cacaferru«. A finales de los años sesenta, se construyó la nueva nave y oficinas de la Metalco S.A. que ocupó parte del solar. En la actualidad esta empresa está ubicada en el Prat de Llobregat y en el edificio que ésta ocupaba han levantado otro nuevo que es una clínica llamada San Antonio, a continuación un bloque de pisos en un solar que quedó olvidado durante muchos años y junto a éste la gasolinera.
Metalco, nace en Lyon en 1782 de un comercio de productos metalúrgicos, convirtiéndose desde el siglo XIX en una empresa puntera del sector, tanto en Francia como en el extranjero. De ésta guardo muy buenos recuerdos porque trabajé allí durante un año, desde junio de 1970 hasta junio de 1971. Entré como auxiliar administrativo en la primera planta donde estaba ubicada la administración, la segunda planta estaba dedicada totalmente a la contabilidad y la sección de ventas estaba ubicada en la propia entrada de los almacenes donde podemos observar en la fotografía las puertas principales. Desde mi puesto de trabajo podía ver el campo de fútbol del C.A. Iberia donde muchas tardes veía como sus jugadores se entrenaban.
Hice muy buenos amigos, aunque algunos ya lo eran, como Juan Morales que crecimos juntos en las Casas Baratas, Joan Anglés hijo de mi buen amigo Ramón Anglés, Josep Codina que jugó durante muchos años de portero con el C.A. Iberia, que por cierto, su hijo ha llegado a lo más alto, porque fichó por el Real Madrid y en la actualidad juega en el Getafe de Madrid, todos ellos eran de Port y habíamos estudiado juntos en el colegio del señor Pardo en la barriada de Plus Ultra. Montserrat Gallardo era la cajera y vivía en la Colonia Bausili, Estefanía pero la llamábamos Fani, trabajaba en la centralita de teléfonos, era hija de los porteros que vivían en el piso propiedad de la propia empresa que estaba ubicado encima de la puerta principal de los almacenes que se construyeron cuando ésta se constituyó el 23 de julio de 1947.
En 1970 su director era el francés; monsieur Blum y el jefe de contabilidad el señor Tortosa. Entre todos los jóvenes administrativos y parte de algunos que vivían en Port pero que trabajaban en las oficinas de la Coromex, formamos un equipo de fútbol participando en una liga de empresas. El ambiente era entrañable, las reuniones y las charlas de los partidos en el bar, nos unían aún más, por lo que se formó un buen equipo tanto dentro de la empresa como en lo deportivo.Debo reconocer que el año que permanecí en Metalco S.A. adquirí valores diferentes a los que hasta entonces había recibido de mis anteriores trabajos, porque a pesar de mi corta edad, dieciséis años, seguía estudiando en la escuela nocturna y ya había trabajado como aprendiz de pintor y montador de lámparas de decoración, lo que hizo que conociera a gentes con caracteres y valores diferentes, porque estaba el oficial pintor o montador que te enseñaba el oficio pero que a la vez ejercía como educador, y por otro lado el que te ignoraba y le daba igual si aprendías o no. No obstante, es cierto que de todos ellos aprendí valores humanos buenos y malos que con los años me ayudaron a forjar mi personalidad.
El Asilo de Port, se construyó en 1916 para dar cabida a los pobres que desbordaban el albergue municipal del centro de la ciudad. Acogió a gente mayor que había sido dada de baja sin paga o subsidio, si sus familiares no los podían mantener. Además, iban a parar los huérfanos, los hijos de padres que no podían hacerse cargo de ellos, de madres solas, viudas o solteras, que se ganaban la vida como podían. Funcionó como Asilo y taller y tuvo capacidad para 500 lechos.
Es cierto lo que cuenta mi buen amigo Ramón Anglés sobre lo que se veía desde el campo de fútbol del Iberia, aunque en su época tuvo que ser más triste que en la mía, no obstante, las palabras de Ramón calan muy adentro como veremos a continuación:
«¡Que imagen tan dolorosa la que veíamos desde el campo de fútbol del Iberia, ver a aquellos niños cogidos con sus manos a los barrotes, como si estuvieran presos! Se asomaban, agolpados, para ver los partidos. Con el hambre que pasaban entonces, todos cuantos nos acercábamos les dábamos cualquier chuchería o cosa para contentar su estómago y su capricho. Cuando les tapiaron las ventanas, tuvieron que subir al terrado, a donde se asomaban formando una hilera que cubría el antepecho. Aun así, desde allí podían alcanzar estas ayudas que les ofrecíamos del exterior tirando una cuerda. Le atábamos un atadillo hecho con un pañuelo cogido por las cuatro puntas, y metíamos galletas, cacahuetes, caramelos, chufas, castañas, o cualquier fruta u otra cosa de temporada.»
En 1917, se abrió la Colonia Industrial de Port, para niños y ancianos. Unos años después, en 1921, la Comisión Municipal de Asilos y Albergues inicia la labor de organizar el Asilo de Port como Colonia de Trabajo Industrial. Contaba con unos rudimentarios talleres de carpintería, de cerrajería, de sastrería, de alpargatería y otros oficios sencillos.(16)
Aunque la bomba explotó muy cerca, no queda constancia sobre si el edificio fue alcanzado por la onda expansiva. No obstante, algún que otro historiador asegura que fue semidestruido y restaurado porque había más pobres que nunca. Es cierto que se restauró pero en 1941 siendo el alcalde Miguel Mateu y Pla. Si el edificio hubiera sido alcanzado el evento no hubiera pasado desapercibido en los barrios de la Marina, porque viendo detenidamente el trazado que forman las bombas al estallar sobre el terreno alcanzado, da la sensación de que los pilotos italianos pretendieron esquivar el Asilo y las casas de Port, haciendo en el espacio un intervalo de tiempo con el fin de sobrepasar dicho edificio y evitar su destrucción, volviendo a emprender de nuevo el ataque incluso después de haber pasado la barriada de Port.
Tres bombas más cayeron en los campos antes de llegar a la carretera de Nuestra Señora de Port, las dos primeras explotaron en los terrenos donde se puso en mayo de 1941 la primera piedra para la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora de Port, que fue bendecida una vez finalizada la obra el 5 de octubre de 1947 por el obispo de Barcelona, el Excmo. y Rvmo. Dr. D. Gregorio Modrego Casaus. A la vez, se inauguraron las dependencias del dispensario de la parroquia con entrada por el Antic Camí de Valencia o Riera de Port, siendo las primeras del barrio donde ejerció el Dr. Ribas, ya que anteriormente se dependía del dispensario municipal que había en Can Tunis, junto a la entrada del cementerio.
(17) Mis padres se casaron en la parroquia de Port el 1 de enero de 1947, por lo que, aunque el templo en sí no estuviera terminado y bendecido, siguieron celebrándose los actos religiosos cotidianos. Mi hermana Ángeles seis años mayor que yo, nació el 30 de octubre de 1947, por lo que, ya fue bautizada en el nuevo templo. En la parroquia de Port, me bautizaron, hice la primera comunión y contraje matrimonio. Con los años ha sufrido algunos cambios importantes como la entrada al templo, ya no están las escaleras principales tal y como yo las recuerdo.
El interior del templo y las dependencias interiores las conocía muy bien, ya que durante dos años hice de monaguillo con los curas mossens Antón y Torres, (18) y con los catequistas en la capilla que se montaba los domingos y días festivos en los barracones de madera que eran los parvularios del colegio San Raimundo de Peñafort, donde se celebraban las misas para los feligreses de las Casas Baratas. Que buenos momentos pasé junto con los compañeros que participábamos en aquellas celebraciones dominicales, fue el principio de una buena amistad ya que con los catequistas emprendimos durante varios años la aventura de salir de campamentos de verano, con nuestras mochilas, linternas, mantas, cantimploras, un sinfín de cosas útiles y las tiendas donde debíamos de dormir un par de semanas en la montaña. Recuerdo una anécdota que nunca he olvidado, sucedió cuando participé por primera vez como monaguillo en la capilla del barrio, cuando terminó la misa un monaguillo mayor que yo que se llamaba Pedro apodado el Perete, me dejó llevar el cáliz para lavar y limpiar en la fuente que había en la plaza, no se como pero cuando me di cuenta el vino que quedaba me lo bebí, y el Perete sin poder hacer nada para evitarlo se quedó perplejo de lo que acababa de ver, cuando reaccionó me dijo con cara de pocos amigos que había cometido un pecado muy grave y que Dios me castigaría.
Debo reconocer que me quedé acongojado por esta situación aunque me duró el tiempo que dura una tormenta de verano, porque al día siguiente y viendo que Dios no me castigaba, lo celebré de alegría, pero aprendí la lección y nunca más me bebí el vino del cáliz. La tercera bomba explotó delante mismo de la escuela de la barriada de Mare de Deu de Port, y el campo de fútbol del Port (C.A.Iberia), no causando daños de consideración. No obstante, el historiador Ramón Anglés sitúa una bomba que no llegó a explotar en el patio de la vivienda situada frente a la entrada del campo de fútbol del Port en el 112 de la carretera de Port, propiedad de María Centeno y su marido Pedro Solé, conocido como el Perot.
La fotografía que podemos ver, está realizada en el verano de 1963, y en ella se puede observar la plaza del colegio con los barracones que fueron los parvularios y donde se realizaba la misa de los domingos. Al fondo el mercado en la calle Tortosa, para muchos la calle 9, que terminaba en la plaza del pescado. Otros matices que ofrece esta fotografía es la concentración de los boys scout donde yo también participaba, listos para emprender dos semanas de campamentos en un pueblo llamado Gallifa de la provincia de Barcelona, situado en un valle natural dentro de la cuenca del río Besos. Se aprecia también parte de la fuente donde me bebí el vino del cáliz y a varios niños jugando con una carretilla.
Una vez pasada la carretera de Nuestra Señora de Port siguió el bombardeo, cayendo de nuevo otra tanda de bombas de las cuales explosionaron seis, una en un solar enfrente mismo del campo del Port y dos pasada la línea ferroviaria del tren de la potasa al principio de la cantera del Sot también conocida como la –Bassa-, donde en la actualidad se encuentra el polideportivo La Báscula. Éstas sólo afectaron a las ventanas y puertas que se quedaron sin cristales; algunos animales de corral murieron por la onda expansiva. Comenta Ramón Anglés que la puerta trasera de su casa se abrió de golpe y dobló la barra de hierro que la cerraba. En la parte posterior del Bar Canigó estaba la cocina y saltaron todos los cacharros saliendo por los aires.(19) Unos metros más hacía el interior de la cantera cayeron tres bombas que explosionaron sin producir daños materiales.
Me siento afortunado porque recuerdo perfectamente las canteras sobre todo de esa parte de la montaña de Montjuïc. Las cruzábamos andando desde las Casas Baratas para subir al «Caballo de Bronce«, desde allí se divisaba la Marina en toda su extensión con un paisaje medio agrícola e industrial. Pronto desaparecerían éstas ya que tuvieron el mismo destino que los campos que se rellenaron de escombros y restos orgánicos –basura-. En la Soleya se construyó el Palau Sant Jordi, en la Safont empezaron las obras en 1967 de una pista de atletismo llamada en la actualidad Joan Serrahima. Muy cerca de ésta, en la de Mármol se construyó el campo de fútbol que utilizaría la U.D. Sants, ya que la veterana entidad barcelonesa, en aquellos años se encontraba sin campo debido a la desaparición del suyo por las obras de urbanización de la barriada donde estaba enclavado.(20) En la actualidad el campo de fútbol Julià Capmany lo disfruta como sede el Polvoritense; el equipo de fútbol que representa a la barriada del Polvorín.
Recuerdo una anécdota que sucedió en mi último año de colegio que cursaba en la barriada de Plus Ultra en la escuela del señor Pardo, en mayo de 1968 cumplía catorce años, aunque lo cierto es que no recuerdo si ya los había cumplido. Una mañana cuando ya habíamos terminado el recreo, escuchamos una fuerte explosión que hizo temblar el edificio entero, los cristales no se como no se rompieron, salimos todos los alumnos a la calle asustados y temblorosos, lo más pequeños sollozaban a punto de romper a llorar, yo creo que como nosotros estaba toda la gente del barrio e incluso de otros barrios de la Marina.
No tardamos mucho tiempo en saber lo que había sucedido, las combustiones de metano acumuladas por la descomposición de los miles y miles de kilos de basura que formando capas fueron enterradas, explotaron con tanta virulencia que al campo que había sido construido en la cantera de Mármol le salieron unas grietas enormes como si un terremoto las hubiera producido, un hecho y una imagen impresionante que no debió pasar desapercibida. En la cantera del Mussol, se construyeron las Piscinas Picornell para acoger los Campeonatos de Europa de Natación de 1970,(21) cuando se estaban construyendo se comentaba a nivel popular y con cierta ironía que, con la peste que despedían las basuras tendrían que invadir el espacio aéreo con colonia lanzada desde avionetas porque era insoportable el olor que se respiraba, pero todo pasó y los campeonatos fueron un éxito para Barcelona.
En la cantera del Sot o la –Bassa– donde habían caído las bombas, había una galería que unos franceses hacía 1906, abrieron para cultivar champiñones llamada la «mina de los bolets«. Las galerías abiertas para la extracción de la denominada -terra d´escudella- tenían unas características de temperatura y humedad inmejorables para el cultivo del champiñon. Según cuenta Ramón Anglés, debían permanecer cerradas para mantener, dentro de la galería, unas condiciones estables. En su interior, y de forma paralela a las paredes de la galería, se disponían unos bancales con estiércol, donde se hacía la plantación que había que cuidar y regar. Durante la guerra fue una de las tantas galerías y cuevas que se utilizaron como vivienda y refugio.
Juan Martínez Cazorla un buen amigo mío vecino de Viladecans, descendiente de la familia Cazorla que habían vivido en Port y Valero el Grande, me ofreció el testimonio de que su padre había trabajado en la «mina de los bolets» y que en las barriadas de la Marina era conocido como el «Vivis o Machete», también trabajó en la Bertran y Serra y tocó como músico en la banda de la Joia de Montjuïc. Por otro lado, el bisabuelo de Juan Martínez Cazorla, tuvo varios hijos siendo Santiago Cazorla el que se dedicó después de la explotación de los champiñones a extraer como propietario de la mina la arcilla arenosa –terra d´escudella– que trituraba con un rodillo cónico tirado por un macho en una era situada delante mismo que hizo aprovechando la explanación de un huerto.
Recuerdo muy bien esas galerías, los chavales de las Casas Baratas que todo lo recorríamos habíamos entrado con una linterna de petaca, y con cierto miedo y a medida que penetrábamos en su interior, ésta se ramificaba en diversas galerías donde tropezábamos con basura e incluso con algún colchón maloliente. Debo reconocer que la experiencia no fue buena y no volvimos a entrar nunca más. Con la remodelación de la zona, aquellos terrenos de la cantera del Sot, sirvieron para ubicar la Zona de Prácticas y Exámenes del Carnet de Conducir. Más abajo, en los terrenos que ocupaba la antigua base de camiones del Fomento que recogían la basura de la ciudad, se construyó el Polideportivo la Báscula. De la base de camiones del Fomento me acuerdo muy bien porque fue entre los años de 1960-1962, cuando se efectuó la restauración y ampliación del colegio de las Casas Baratas San Raiumundo de Peñafort que durante la República se llamó «Ramón Llull«.
Aquel verano de 1962, uno de nuestros entretenimientos favoritos fue subirnos en la parte trasera de los camiones de la basura del Fomento, cuando reducían la velocidad en la calle Nuestra Señora de Port para girar y tomar la carretera que cruzaba la vía del tren de la potasa y el túnel roto de la entrada a las canteras, actualmente la calle del Foc.
El mecanismo de la diversión consistía en saltar y subirnos en una pequeña `plataforma de hierro que tenían los camiones en la parte trasera donde se subían los operarios, agarrándonos en una asa de hierro que tenía a ambos lados de la caja metálica donde se introducían todo tipo de escombros y residuos orgánicos, agazapándonos para que el conductor no nos pudiera ver. Después de varios cientos de metros de marcha, saltábamos segundos antes de que el camión entrara por la puerta de la base y de nuevo volvíamos andando a buscar otro camión, hasta que un día espere tanto en saltar que quedé atrapado entre la pared de la entrada y el camión, cayendo al suelo sentado y con la pierna derecha extendida, por lo que, la rueda trasera pisó la punta de la «chiruca»(22) levantándome la uña del dedo pulgar del pie, llevándolo durante varias semanas vendado hasta que la uña se desprendió y poco a poco empezó a salir la nueva.
Lo que no recuerdo muy bien, es si cuando me sucedió esto, ya había empezado el curso escolar o estaba a punto de empezar, pero lo cierto es que yo subía con el pie vendado en los autobuses «Chausson«(23) que cada día venían a recogernos a la plaza de la Fragua que fue el nombre que se le puso debido a los almacenes de carbón que estaban ubicados en aquella zona, después se le llamó la plaza del «Nou» por la línea de autobús número 9, con el fin de trasladarnos al colegio municipal de los Pajaritos en Casa Antúnez que estaba junto a la playa, por lo que, de vez en cuando saltábamos el muro del colegio para bañarnos; los niños de esa barriada estudiaban por la mañana y los de Casas Baratas lo hacíamos por la tarde, volviendo los «Chausson» a recogernos para dejarnos de nuevo en la plaza de la Fragua.
La fotografía que a continuación podemos ver, está realizada en el año 2012, su imagen es la entrada de una mina de las tantas que se abrieron en la montaña de Montjuïc. Como vemos está tapiada y bajo mi punto de vista, creo que es la última que se puede apreciar con tanta claridad debido al lugar donde se encuentra. Está situada en la antigua cantera de Safont, junto al estadio de atletismo Joan Serrahima, para llegar a ella basta con bajar al aparcamiento de la Escola Bressol Bellmunt o al Col.legi d´Educació Infantil i Primaria Pau Vila.
El bombardeo a la barriada de Port, terminó con un balance de un herido grave y un sinfín de daños materiales ocasionados en las casas a consecuencia de las ondas expansivas que producían las bombas al estallar. Los supuestos objetivos militares, o sea, las fábricas que construían material bélico y materias primas para la industria no fueron alcanzadas, y las vías de comunicación principales como el Paseo del Puerto Franco, la carretera de Port y la vía ferroviaria del tren de la potasa que se extendía por el Valle del Cardoner en la comarca del Bages, desde los pueblos de Cardona y Suria hasta el Puerto de Barcelona, tampoco sufrieron grandes desperfectos, por lo que, en un principio, no se entiende el por qué fue atacada a no ser que fuera un bombardeo estratégico que llevara como fin, despistar, desorientar o atraer la atención de las baterías antiaéreas que cubrían la entrada a la ciudad desde la montaña de Montjuïc, mientas el resto de las unidades fascistas volaban a sus anchas dejando caer de sus espezoneras el grueso de las bombas que transportaban.
Por lo tanto, en la segunda parte, veremos los lugares donde cayeron las bombas y los objetivos que pretendieron alcanzar. Referente a los lugares afectados y a mis recuerdos, tengo que decir, que han sido muchos y que gracias a ellos he vuelto a sentirme como un chaval, llenándome de ilusiones que nunca más volverán, pero que, con la realización de este trabajo, me ha dado la oportunidad de dar a conocer esos pequeños rincones de nuestras tierras de la Marina de Sants, donde en años pasados los taxistas de la ciudad no querían llegar con su servicio a la plaza de la Fragua.
En la actualidad florecen edificios nuevos que reemplazan a las fábricas algunas de ellas coloniales, pero lo más cruel bajo mi punto de vista y para terminar, es el hecho de haber exterminado totalmente la imagen de lo que fue el Grupo Eduardo Aunós, por lo menos y como memoria histórica hubieran tenido las altas jerarquías que mandan en nuestra querida Barcelona, dejar una de las 616 viviendas que se construyeron en mayo de 1929, porque con el simple hecho de verla, recordaríamos el significado y los valores adquiridos durante tantos años de buen vecindario, porque hay que recordar que en aquellos años no se cerraban las puertas de las viviendas y, aunque existían diferencias entre algunas familias, aquello quedaba olvidado protegiéndonos y ayudándonos todos por un igual, y lo mismo que, si la historia no se escribe la historia no existe, tendría que haber quedado en píe una casa de las Casas Baratas del Grupo Eduardo Aunós y no de Casa Antúnez como algunos trataron de argumentar, con el fin de recordar lo que significaron para cientos de familias.
Tomemos como ejemplo los jardines y el Centro Cívico de la Casa del Rellotge en representación de lo que fue la Farrero, S.A., que más bien parece el legado dejado a la barriada de Port, pero que, se quiere dar a entender que representa a todas las barriadas de la Marina, y no es así, ya que el que fue un núcleo de viviendas con más de 3.000 personas se merecía por sus diversas culturas de las diferentes regiones de España, su integridad a la cultura barcelonesa, sus fiestas de Sant Joan únicas en la Marina, su fiel tradición en la peregrinación a la Virgen del Carmen, su colegio, su mercado diario de pescados, frutas y verduras y otros artículos en la calle Tortosa, el mercado ambulante de los domingos, no el actual sino el de los años 50 y 60, nuestros equipos de fútbol, nuestro centro de excursionistas y por que no, nuestros churros y buñuelos que vendían recién hechos los domingos y días de fiesta, todo esto y más que se me queda en el tintero se merecían un centro cívico en una de aquellas casitas de 41,26 y la de las esquinas 42,96 metros cuadrados, con un buen jardín alrededor con bancos situados debajo de las ya casi desaparecidas acacias y una buena fuente donde pudiéramos recordar cuales fueron nuestros orígenes.
Es cierto que en la actualidad existe un centro cívico, una parroquia y una plaza con cuatro antiguas acacias que formaron parte de la plaza y de las calles 17, 18 y 19, Cisquer, Forets y Riudons correlativamente, pero bajo mi punto de vista no ofrecen la misma imagen y el mismo recuerdo porque en realidad el recuerdo lo da la imagen. Opino que todavía no es tarde para recuperar algo de lo poco que queda de aquellos años, la fábrica Bertrán y Serra que en un tiempo no muy lejano será demolida y lo poco que queda de lo que fue la masía «Cal Jan» que dividida en tres partes albergó en el ala izquierda un transformador eléctrico, en el ala central un economato y en la derecha la escuela y una pequeña capilla. Después de la guerra todo cambió y se convirtió en la Casa de la Desinfección, en la actualidad solo queda el ala derecha donde hay ubicada una panadería cafetería. Pero la imagen más reconocida actualmente por su situación primitiva es la casa de los porteros de la Bertrán y Serra, como podemos ver en la fotografía que realicé en 2009, ésta si sería una buena alternativa para nuestros recuerdos ya que siempre ha permanecido ahí con el paso de los años. Por lo tanto, las autoridades deberían intentar darle la oportunidad que se merece representándonos lo mismo que la Casa del Rellotge representa a la barriada de Port.
Notas
Ramón Anglés. Una mirada al pasado- Historias del barri vell de Port. Edita: Centre d´Estudis de Montjuïc, páginas 66 y 67.