La última inundación del Llobregat. Casas Baratas-Grupo Eduardo Aunós. Tercera Parte
Habían transcurrido 27 años desde la última inundación en las Casas Baratas, y ya dábamos por olvidadas las atrocidades que el río Llobregat causaba cuando éste se desbordaba. Mientras tanto, se empezó a forjar un proyecto industrial que crecía a gran ritmo y que cambiaría la hegemonía agrícola por una Marina industrial y urbana.
En 1957, con la inauguración de la factoría S.E.A.T., (Sociedad Española de Automóviles de Turismo), es en realidad cuando empieza a desaparecer el paisaje agrícola, surgiendo los grandes cambios como el desvanecimiento del proyecto del puerto franco a favor de una zona franca. Sin embargo, la voraz creación de grandes, medianas y pequeñas empresas a lo largo y ancho del delta oriental, dejó arrinconado el ansiado y necesario proyecto del desviamiento del cauce del río. La última crecida producida en 1962, no había causado problemas en la zona baja del delta, aunque fue tremendamente atroz y violenta en la zona del Vallés Occidental. Un hecho desagradable más para la historia del cauce del río, pero que no mermó en nada la idea de fomentar en ambas márgenes la pretensión de poner en marcha un proyecto industrial que se había iniciado sobre mi punto de vista, con un planteamiento erróneo sin prevenir las futuras avenidas del río. Desde principios del siglo XX, las avenidas producidas por el Llobregat, llegaron a ser la causa de infinidad de reuniones y de proyectos que, aunque algunos se llegaron a ejecutar, no fueron determinantes para un buen encauzamiento del río, sino que la mayoría de ellos eran refuerzos realizados con muros y terraplenes en los lugares que el hombre decidía, buscando intereses que no fueron comunes para todos, sino para los intereses creados por los diferentes pueblos ribereños, donde la margen izquierda quedó bastante desprotegida. Sin embargo, el río seguía ofreciendo su mayor peligro en el tramo final, en la desembocadura, donde para desaguar el caudal de agua se batía contra el temporal de Levante, las corrientes de bancos de arena y a la extracción desmesurada de áridos que causaban el mal «funcionamiento» de éste. Muchos años de desgracias, muertes y heridos, cosechas inservibles, viviendas y enseres que perdieron los moradores de aquellas tierras del delta, que vieron morir la agricultura y nacer la industria.
Contenido
El encauzamiento del Llobregat:
En enero de 1945, La Vanguardia Española publicaba lo siguiente:
«Estas obras del Puerto Franco nos traen a la mente obras de importancia suma, que han entrado en el terreno de una próxima realización gracias a la tutela, a la observación cuidadosa y amante que la Zona Franca ejerce sobre un amplio sector de los pueblos vecinos. Nos referimos a las obras que es necesario practicar para el encauzamiento del Llobregat, para evitar, para siempre, que periódicamente las avenidas de este río inunden los terrenos cultivados arruinen no solamente las cosechas, sino también a las familias que de ellas viven, y lo que es todavía más doloroso: las vidas de tantos de ellos. Las aguas del río han de ser contenidas en bien de todos y esto es lo que ya está en plan de realización próxima, para que en lo sucesivo no ocurran los desgraciados sucesos que por desdicha todos los barceloneses recordamos». 1
Veinte años después, en mayo de 1965, La Vanguardia publicó el siguiente artículo titulado:
La autopista a Molins de Rey», un proyecto urgente y necesario para los accesos a Barcelona.
«El programa de trabajos tiene dos fines primordiales: el encauzamiento del río y la autopista. El anteproyecto de la vial bosqueja un trazado con curvas de ancho radio que se adaptan ligeramente al cauce fluvial. Al problema de los terrenos cultivables situados entre el terraplén de la autopista y la margen del Llobregat los técnicos nos han replicado que aproximadamente cada 1.500 a 2.000 metros existe un cruce subterráneo para facilitar el paso de los que acuden a laborar esos terrenos. Y es curioso que en los dibujos del anteproyecto se ha previsto la función de dique de infraestructura de la autopista, colocando unos muros de contención frente a estas bocas bajo la ruta, para contener una invasión de agua y evitar que estos pasos se conviertan en puertas de entrada de inundaciones. A nuestras preguntas sobre las posibles ventajas de haber situado el terraplén más cercano al río, su respuesta tiene un punto lógico: las avenidas de todos los ríos precisan unas tierras inundables por la relación del volumen de agua arrastrada y espacio para su carrera; el terraplén del río situado junto al borde del actual cauce, en una futura riada lanzaría el agua hacía San Vicente del Horts; en los proyectos de encauzamiento del río esta última localidad también queda con parte de su término municipal situado intramuros de contención».
Trabajos conjuntos hidráulicos y de carretera:
«El anteproyecto, en el que han intervenido las direcciones Generales de Obras Públicas y de Carreteras, prevé el paso de la autopista por terrenos inmediatos al puente de Molins de Rey, orillando esta monumental fábrica; construido en 1764, es famoso por su solidez y arcos monumentales, y también por los atascos que origina en el actual tránsito rodado.
Los técnicos que han estudiado el proyecto han estimado conveniente hacer un baremo de avenidas del río Llobregat de un orden máximo de 4.000 metros cúbicos, por segundo; y han investigado la historia de caudales del río hasta 1617. En 1740 se registró una riada de 5.790 metros cúbicos por segundo; en 1907 de 2.787; en 1917, de 4.000; en 1940, de 2.200; en 1952 de 1750, y en las del Vallés, de 1962, de 2.000. Han preferido abrir un encauzamiento para una avenida de 4.000 metros cúbicos por segundo con una generosa previsión de cien años. Por esta circunstancia estiman que la autopista no debe discurrir a nivel de los arcos del puente, ya que además debilitarían los cimientos hechos con roble, a la antigua ausanza». 2
Sin embargo, en la noche del 5 al 6 de diciembre de 1971, tras un fuerte temporal el puente se hundió, habiendo sufrido anteriormente los días 20 y 21 de septiembre del mismo año, otra majestuosa avenida de agua de gran intensidad que ocasionó el desbordamiento del Llobregat, al cual nos referimos en este artículo.
La noticia la ofreció La Vanguardia con la siguiente información:
«Desde alrededor de las siete de la tarde del domingo, hasta cerca de las nueve de la mañana del lunes 6 de diciembre de 1971, cayó una violenta tromba de agua sobre Barcelona y su comarca, pereciendo a consecuencia del temporal cinco personas, cuatro en Las Planas junto al apeadero de Vallvidrera, y una en la barriada de Pueblo Seco en Barcelona, quedando cortados innumerables servicios de transporte y comunicaciones. Se recogieron 196 litros por metro cuadrado en el observatorio Fabra, en el Tibidabo. Según el observatorio, es la mayor cantidad de agua registrada, en veinticuatro horas, desde que hace 70 años comenzó a funcionar.
Por su parte, el Servicio de Meteorología registró 117 litros por metro cuadrado en Barcelona. La precipitación fue también muy intensa por las cercanías de la ciudad. 90 litros en Sabadell, 85 en Manresa, 52 en Gavá, en la cuenca del Llobregat». 3
El puente de piedra de Molins de Rey:
Según parte de la argumentación de las incidencias que produjeron el hundimiento del puente, que presentó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para la reconstrucción del puente de piedra de Molins de Rey, fue el dictamen que, por acuerdo tomado en la sesión celebrada el 24 de febrero, se elevó a la Dirección de Bellas Artes pidiendo que se incoara expediente de la declaración de Monumento histórico-artístico a favor de aquel puente sobre el río LLobregat. Dice así textualmente:
«En su época se consideró que el puente de Molins de Rey era un modelo sobresaliente de construcción. Lo ha demostrado en el transcurso de dos siglos y su solidez se ha puesto a prueba, por ejemplo, cuando fue artillado en la guerra de la Independencia o cuando sobre él se luchó en las guerras carlistas.
Pero la prueba decisiva ha sido, sin duda, seguir utilizando hasta nuestros días un puente calculado para el débil tráfico del siglo XVIII. Hasta hace poco más de un mes, este puente ha soportado todo el tráfico pesado de las dos carreteras principales que desde Madrid y desde Valencia llegan a Barcelona, las cuales confluyen a la vista del puente.
Recientemente se ensanchó la calzada, sacando hacia los lados los pretiles, sin alterar la fisonomía de la obra y sin que se hiciera ninguna obra sustancial de consolidación.
A la vista salta la temeridad de someter al vetusto puente a ese inmenso desgaste del tránsito en el punto de toda España donde quizá es más denso.
Pero la pervivencia del puente sufrió otro ataque todavía más directo e imprudente. Hasta hace unos quince años había un guarda que impedía la extracción de grava a menos de doscientos metros de distancia del puente. Después de esta fecha se han concedido autorizaciones a diversas empresas para sacar materiales del lecho del río y estas extracciones han llegado a hacerse junto a los mismos cimientos de la obra.
Los primeros en darse cuenta del peligro que corría el puente fueron los directivos del Museo de Molins de Rey, que en el mes de agosto de 1971 sacaron fotografías detalladas de cimentación, algunas de las cuales se acompañan a este escrito. En ellas se apreciaba cómo a consecuencia del tráfico rodado y de la sustracción de tierras del suelo aluvial habían cedido los pilotes así como el empedrado, siendo testigo del descenso las estacas que delimitan éste. También se apreciaban los socavones sobre la misma base del puente.
Lo cierto es que el peligro era conocido por todos, pero no se tomó ninguna medida de urgencia. Una avenida, no muy fuerte, se llevaba uno de los recios pilares del puente en la madrugada del 6 de diciembre, arrastrando en la caída a un camión cuyo conductor murió aplastado por la masa de piedra derrumbada. Quebrantando así el puente, en la noche del 31 de diciembre cayeron otros dos pilares contiguos, de modo que se hundieron cuatro arcadas de la parte central».4
Inundaciones en las barriadas de la Marina:
Nuestras barriadas de la Marina, como veremos a continuación, sufrieron los efectos devastadores de la fuerte tromba de agua caída sobre Barcelona y su comarca. Los escasos tres meses transcurridos desde el desbordamiento del Llobregat en el mes de septiembre sobre la parte izquierda del delta, todavía estaban presentes y vivos en la memoria de sus habitantes y muy latentes en las empresas perjudicadas.
Can Clos:
La Vanguardia Española, publicó la noticia con el título: Veintiocho familias sin casa y todo el barrio inundado de lodo.
«Veintiocho familias con su vivienda inservible, destrozada total o parcialmente por las aguas, es el balance provisional de las últimas lluvias en la barriada de Can Clos, situada junto a las canteras de la montaña de Montjuïc. Parece ser que la causa de la avenida que inundó el barrio de lodo, escombros y basura, se debe a la rotura de un dique que contenía débilmente una de las canteras, llena de las basuras que se arrojan en la zona. Los vecinos oyeron por la noche una explosión causada por los gases de fermentación, y acto seguido empezó a bajar el agua. Ocho familias han visto su casa totalmente deshecha por la fuerza de las aguas y otras veinte, habitantes de dos bloques cuyos cimientos se hallan afectadas y amenazan ruina, han padecido de modo especial la invasión del barro y el agua, que llegó a alcanzar medio metro. Aparte de estas familias, en las restantes casas ha entrado el agua, estropeando el mobiliario y los enseres domésticos y se cortó el agua y la luz en el sector. Varios coches aparecían semienterrados en el lodo, así como trozos de mobiliario. Varias familias próximas al camino del Musol tuvieron que ser evacuadas por la parte posterior de la casa, después de romper el tabique. Se da la circunstancia de que el muro de separación entre este camino y las casas había estado a punto de ser retirado para ensanchar el camino hace pocos días, cosa que no llegó a efectuarse, pues los vecinos se opusieron a ello. De no haber existido esta pequeña protección, que esta vez ha cedido en donde era mayor la fuerza del agua, el desastre hubiera sido terrible.
Hasta este momento se ha empezado a extraer el barro de algunas calles y poner sacos de cementos en el lugar por donde entró el agua. Sin embargo, los vecinos siguen con el temor de que vuelvan a bajar las aguas de las canteras, que están llenas de basuras y sin posibilidad de filtrar el agua que se ha acumulado».
El alcalde visitó el barrio:
«Un grupo de vecinos fue ayer por la mañana al Ayuntamiento para exponer su situación. Previamente, unas 150 personas del barrio -hombres, mujeres y niños – se habían situado en la carretera de acceso a los vertederos de basura, impidiendo de los camiones para mostrar su oposición a que sigan vertiendo basuras en la montaña. Posteriormente se presentó la fuerza pública, aunque no intervino. Las autoridades municipales, entre las que se contaba el alcalde y varios concejales, visitaron el barrio a mediodía, indicando a los vecinos que dejaran libre el paso, con la promesa que desde ahora el primero de enero se establecería un plazo de diálogo sobre el problema de las basuras y que el Ayuntamiento se haría cargo de los gastos de alojamiento de las familias más afectadas si los vecinos deponían su actitud. Previamente, y en el mismo Ayuntamiento, el alcalde en persona declaró a los vecinos: No se tirarán más basuras en Montjuïc a partir del primero de enero próximo, ni en los viejos vertederos, ni en los nuevos que debían ahora habilitarse». Los vecinos, sin embargo, que habían aumentado a unos 300, permanecían al anochecer ocupando en la carretera el acceso de los camiones, un centenar largo se hallaban detenidos, formando una larga fila hasta el Paseo de la Zona Franca».5
Por otro lado, Emilio Suárez Sánchez dice lo siguiente en su obra «Can Clos Historia de un barrio obrero».
«La noche del cinco de diciembre, la montaña reventó y miles de toneladas de basuras, acumuladas durante años, cayeron sobre el barrio, hasta meterse en las casas del primer bloque, alcanzando dos metros y medio de altura.
Los vecinos salvaron la vida porque estaban levantados sacando el agua de sus casas. Al oír la explosión salieron corriendo. Quiero resaltar dos de las personas más perjudicadas: Ángel Domenech y Piedad, su mujer.
Esa noche llovió muchísimo; la mayoría de los vecinos, de las plantas bajas, estábamos achicando el agua de nuestras casas. No había teléfono ni luz en todo el barrio. Cuando todo se calmo salí a la calle y vi a mi amigo Pedro García Nuñez que venía por medio de la calle metido en el agua y con las manos en los bolsillos. Le comenté que había estado sacando agua de mi casa, me contesto que la suya también estaba inundada. Su casa se hallaba contigua a la de Ángel.
Cuando la tierra y las basuras llenaron la casa de Ángel, la presión acumulada rompió la pared e inundó la de él y otros más».6
Las Casas Baratas del Grupo Eduardo Aunós:
Sobre el Grupo Eduardo Aunós, Emilio Suárez Sánchez, dice lo siguiente:
«A medida que nos fuimos enterando de lo que había ocurrido nos sentíamos más impotentes.
Nos comunicaron que el barrio Eduardo Aunós, llamado de las Casas Baratas, también estaba inundado y entonces fuimos a verlo. Teníamos que ir cogidos de las manos, ya que las tapas de las alcantarillas habían saltado y corríamos el peligro de caernos en ellas. La situación del barrio Eduardo Aunós no era tan grave como la de Can Clos».7
Por otro lado, La Vanguardia publicó lo siguiente:
En otros barrios de Montjuïc:
«La fuerza del agua se extendió montaña abajo arrastrando escombros y cascotes a toda la zona de Nuestra Señora de Port, cuyas calles estaban intransitables y llenas de barro. En Can Tunis varias barracas quedaron destrozadas. En las Casas Baratas Eduardo Aunós, las calles se inundaron de barro, que entró también en las viviendas, inutilizando el mobiliario. Varias personas de esta barriada tuvieron que ser rescatadas en situación apurada. En los barrios de Santiveri y Plus Ultra también el agua y el barro inundó las calles. La escena presentaba al anochecer un desolador aspecto».8
Sobre las consecuencias que produjo este temporal, poco puedo decir, simplemente porque no recuerdo que el agua volviera a entrar en nuestra casa después de la brutal inundación producida en septiembre, aunque fueron tantas las inundaciones que sufrimos a consecuencia de las lluvias, que no era nada extraño que cuando llovía con un poco de intensidad el agua corría a través de la calle por encima de los bordillos de la acera inundándolo todo. No obstante, si recuerdo que se comentó y mucho lo ocurrido en Can Clos y el hundimiento del puente de piedra de Molins de Rey, porque fue anunciado a bombo y platillo por los servicios de información y prensa barcelonesa.
Septiembre de 1971, inundación del Llobregat:
El encauzamiento del río era de imperiosa urgencia, su canalización o como se quisiera llamar para prevenir la repetición endémica de las asoladoras inundaciones que periódicamente causaban tantas lágrimas y ruinas, a particulares y colectivos. Sin embargo, el hombre, no se esforzó lo suficiente para resolver el problema, hasta que se inició el proyecto de la autopista, si es cierto que se construyeron tramos de refuerzo y ampliación del cauce del río, pero la decisión final por parte de unos y otros, no llegó hasta que de nuevo el río empezó a recoger las aguas del temporal reinante durante los días 20 y 21 de septiembre de 1971, inundando sin remedio los pueblos de la ribera y las grandes, pequeñas y medianas empresas de un proyecto llamado «Zona Franca» que había sido instaurado como si en aquellas tierras del delta no hubiera ocurrido nunca nada, empezando a expandirse a todo tren sin hacer previo caso a la larga historia de las inundaciones producidas por el Llobregat, pensando quizás, que el río ya no se desbordaría nunca más, un tiro que les salió por la culata, porque empezaron a construir la casa por el tejado en vez de por los cimientos, y de eso se dieron cuenta cuando el paisaje industrial de repente se había convertido de nuevo en un extenso lago donde quedaron inundados no solamente el recién inaugurado Mercabarna, sino también la factoría S.E.A.T., y cientos de empresas como la Orpheo Sincronic Sociedad Anónima (OSSA), que era el nombre de una compañía que a principios del siglo XX empezó a fabricar proyectores cinematográficos y motores fuera borda, y a finales de los 40 se dedicó a fabricar motocicletas «OSSA». El agua incluso llegó a inundar y alcanzar una altura considerable en la totalidad de las viviendas de las Casas Baratas del Grupo Eduardo Aunós, causando en su globalización una importante pérdida de cientos de millones de pesetas que se quedaron inmersas en el fango del Llobregat y que hubieron podido ser válidos para la construcción del encauzamiento del río.
Sin embargo, tras la investigación llevada a cabo en La Vanguardia que seguía llamándose «Española», no encontré ni siquiera una triste y solitaria palabra durante los días que permaneció informando sobre la llegada de las aguas a la barriada del Grupo Aunós, lo que sentí profundamente, porque yo había dado por seguro que encontraría una extensa información como la que encontré en las inundaciones de la posguerra y la acaecida el 5 y 6 de diciembre de 1971. Durante la inundación de las 533 viviendas, más las 52 casitas de «refugio»9 que se construyeron en 1948 en la franja de terreno situada en la calle Sovelles (21), el agua alcanzó una altura aproximada de un metro, ni siquiera el gobernador civil y el alcalde de Barcelona tuvieron la delicadeza ni la consideración de saber cómo se encontraban los más de 2.500 habitantes de aquella humilde barriada.
Graves inundaciones en Cataluña, 20 y 21 de septiembre de 1971:
Después de haber vivido las riadas del 42 y 44, mi madre no daba crédito a lo que estaba sucediendo, 27 años habían pasado desde que las aguas entraron de nuevo en la casas y los recuerdos empezaron a florecer; aunque esto supuso para nuestra familia el comienzo de una nueva vida. Ella, ya no tendría que contarnos esta última inundación, porque la estábamos viviendo directamente con el agua hasta la cintura. Era evidente que los tiempos habían cambiado, pero la historia había dejado un grueso dossier de hechos ocurridos por las avenidas del río que el nuevo gobernador civil de Barcelona debía saber, porque uno de sus antecesores el señor Correa Véglisson, había luchado incansablemente durante los años que permaneció como gobernador civil, para dar solución al encauzamiento del Llobregat, conociendo perfectamente que cuando éste se desbordaba por su margen izquierda, no existían terraplenes y muros que pudieran detener la expansión del río buscando su espacio natural hasta el pie mismo de la montaña de Montjuïc. Ni las grandes empresas pudieron frenar el avance hasta inundar sus últimas «presas»; las masías y las barriadas de la Marina de Sants.
Sinceramente creo que una de las primeras preguntas que el señor Correa hubiera formulado a su equipo de gobernación, hubiese sido, por la situación de los ciudadanos de las tierras de la Marina de Sants.
De esta forma titulaba La Vanguardia la precipitación de 308 litros de lluvia por metro cuadrado que habían caído en Esparraguera. Las aguas causaron siete muertos, serios daños en diversas localidades y corte de los servicios de transporte y comunicaciones en casi toda la región.
Violento temporal de agua y viento sobre Cataluña:
«En Barcelona, un huracán con rachas de 92 kilómetros por hora causó destrozos en el arbolado, daños considerables en el tendido eléctrico y en antenas para la televisión.
Los aguaceros caídos en Barcelona ciudad, por la mañana y por la tarde, fueron de escasa duración y nos hicieron sospechar que en diversas zonas de la región se registraran tormentas de extraordinaria magnitud. La lluvia caída en la ciudad no fue excesiva: 9,1 litros por metro cuadrado en 24 horas. A última hora de la tarde, pese a la dificultad de las comunicaciones motivada por averías causadas por los temporales, nos llegaba la noticia del desbordamiento del Llobregat en Martorell, donde acudieron los bomberos y otros servicios, utilizándose embarcaciones para rescatar a gentes que habían quedado aisladas. Tarrasa era otra de las ciudades perjudicadas y en Monistrol y Castellvell de Vilar reclamaron auxilios. Iban afluyendo noticias y mientras se estaban efectuando las operaciones de salvamento en la zona del Llobregat, se nos comunicaba que en San Celoni y en Montseny se estaba desencadenando una fuerte tormenta, de la que Granollers ya había sufrido los efectos. Desde Gerona también daban la alarma -190 litros en Figueras y 80 litros en la capital – y una comunicación con Tarragona informaba de fuerte lluvia en la desembocadura del Ebro, con 58 litros por metro cuadrado.
Al recibir los datos meteorológicos había ciertas dudas sobre el agua caída en Esparraguera, pero se confirmó oficialmente que fueron 308 litros por metro cuadrado, registrándose 166 litros en San Llorenç de Munt y 108,5 en Granollers, con lo cual puede apreciarse la dirección de la tormenta. Si a última hora nos fuese posible establecer contacto con el Montseny, cuya línea telefónica había quedado interrumpida desde primera hora de la tarde, posiblemente quedaría bien trazada el área que siguió la tormenta de ayer en la provincia de Barcelona.
En Barcelona ciudad, la lluvia no causó graves perjuicios. No hubo demanda de auxilio o de ayuda por inundaciones, ni siquiera de las azoteas que es lo que suele ocurrir en fuertes aguaceros a causa de obstruirse los sumideros. Sin embargo el fuerte viento que se desencadenó por la tarde, después de una fuerte lluvia, causó daños.
El viento sopló con mayor fuerza a la 15.30 con rachas de 10 minutos en los que alcanzó 91-92 kilómetros por hora, reduciéndose su virulencia pero manteniendo durante bastantes minutos un desplazamiento de 70-75 kilómetros hora. Este fuerte y persistente vendaval causó estragos en el arbolado de la ciudad. En el Paseo de Colón, derrumbó dos palmeras, una frente a la casa número 3 y otra frente a la casa número 12; ésta última palmera cayó sobre los turismos que estaban allí estacionados. También en la avenida San Antonio María Claret esquina a la calle San Quintín derrumbó un árbol que igualmente fue a parar sobre un automóvil. Otros árboles cayeron por la fuerza del viento en la avenida de José Antonio junto al Paseo Emperador Carlos I, en la calle de Sicilia esquina a la Ausias March y frente a los estudios de televisión en Miramar.
Igualmente hay que señalar que causó daños al tendido eléctrico, en la calle de Mallorca, frente al número 537 y que fueron varias las antenas para televisión que sufrieron las consecuencias de este viento racheado que sopló en nuestra ciudad».10
Las consecuencias del temporal de lluvias en Martorell:
Así titulaba La Vanguardia, las consecuencias producidas por el temporal de lluvias.
«Las empresas del polígono industrial de Martorell han recibido la peor parte una vez se desbordó el río Llobregat a su paso por esta población. La lluvia que empezó a inquietar a primeras horas de la mañana sólo era el preludio del fuerte temporal que tomó forma hacia las tres de la tarde. La población, situada en la confluencia de los ríos Llobregat y Anoia constató la creciente invasión de las aguas que a últimas horas de la noche, había dejado un balance realmente desesperanzador: las industrias, doscientas viviendas desalojadas, unas veinte hectáreas de huerto, por lo menos inundadas.
Industrias dedicadas a la construcción de maquinaria, hilados, carpintería, muebles, carrocerías, telares, almacén de vinos, entre otras, han sido prácticamente arrasadas por las aguas que han llegado a una altura de tres metros sobre el nivel de las calles donde están enclavadas las citadas factorías. Personas que intervinieron en el rescate de los trabajadores que en aquellos momentos – primeras horas de la tarde – se hallaban en los locales, afirman que va a resultar muy difícil y laboriosa de la reparación y limpieza de las máquinas anegadas por el Llobregat. Sea como fuere, los primeros perjudicados son los obreros que aquí laboran diariamente, alrededor de 1.500 a 2.000 los posibles perjudicados, y los propietarios de las empresas. Si baja el río me han explicado, la situación de anormalidad puede durar muy bien dos semanas. Los pesimistas creen que por lo menos se tardará un mes en dejar aquellos locales en buen estado. El delegado provincial de Sindicatos que acudió a la población se puso en contacto con autoridades de Madrid para comunicarles la noticia darle cuenta del hecho en lo que respecta a la situación laboral.
Otras de las industrias que también sufrió las consecuencias de la fuerte avenida fue una que se halla en construcción y que en el futuro será importante complejo químico (Solvay). Fuentes allegadas a la constructora -donde prestaban sus servicios unos 500 obreros – han indicado que por lo menos se invertirá dos meses en poner las cosas en orden. El total de la zona industrial afectada por la crecida del Llobregat es de unas cien hectáreas, según balance provisional. Las pérdidas económicas no han podido todavía ser evaluadas».11
Las aguas llegaron hasta los segundos pisos:
«El Llobregat se elevó unos diez-doce metros de su cauce normal y las aguas, aunque respetaron los puentes, entre ello el del Diablo, inundaron parcialmente el elevado de la Renfe, de menor altura que los demás. La situación fue especialmente comprometida hacia las tres de la tarde. En aquella misma hora unas quinientas personas que habitaban bloques de casas -cuatro pisos o cinco como máximo -cerca del polígono industrial, en la parte baja de la ciudad, empezaban a estar amenazadas por las aguas que llegaron hasta una altura equivalente a un segundo piso. Los vecinos, para huir de la inundación inevitable, adoptaron el sencillo sistema de ir subiendo piso tras piso hasta quedar aislados del resto del casco urbano y con probables peligros. Y todos los habitantes colaboraron en el salvamento y especial mención merecen los que fueron a la búsqueda de unas siete barcas y los que encima de ellas sacaron a todos los ciudadanos aislados en sus hogares. Cuando la situación parecía ya controlada, el teniente de alcalde quiso comprobar personalmente, según nos han contado, si todavía quedaba alguien. Una familia formada por el matrimonio y dos hijos de 2 y 4 años respectivamente, se negaban a desalojar su hogar. Las personas que acudían al rescate cogieron a los dos pequeños y los trasladaron a la barca, haciéndolo después los padres.
Los daños ocasionados a las viviendas son importantes y tras la paulatina retirada de las aguas grupos de personas comenzaron a limpiar los locales inundados. Para aceptar a las familias afectadas se habilitaron dependencias en el asilo de ancianos «San Juan de Dios» donde permanecen unas doce personas, mientras que las restantes fueron recibidas por otros vecinos en sus propios hogares. A últimas horas de la noche -las aguas han comenzado a bajar -, las calles más perjudicadas – Reball, Río, parte de la de Llosellas, _Goma – ofrecen un aspecto desolador. Junto a la lógica suciedad, la falta de luz – se procedió a controlar todos los transformadores desde las primeras horas las hacía intransitables».12
Otros daños:
«La crecida del Llobregat afectó también al suministro de agua de la población, esperándose normalizar la situación en un plazo de 24 horas. El alcantarillado resultó igualmente insuficiente. Las piscinas, municipal y del Club Natación Martorell, sufrieron las consecuencias de la fuerte avenida del río. Por otra parte, nos informan a últimas horas, que las zonas de huerta que surgen a la ribera del Llobregat han quedado totalmente inundadas».13
Como resumen, fuentes competentes estimaron que las características de éste temporal y la crecida del río son mucho peores que las que provocaron las inundaciones de todo el Vallés hace nueve años. Sin embargo, las obras de encauzamiento del río Llobregat realizadas en agosto de 1970, con el fin de evitar el riesgo de riadas perjudiciales, tuvieron el efecto esperado debido a que en Martorell no hubo que lamentar ninguna desgracia personal.
«Cerca del monumental viaducto sobre el Llobregat, en la CN-II, a la entrada de Molins de Rey, se está procediendo al dragado del río, dentro de los trabajos de encauzamiento que se han venido practicando desde las poblaciones próximas al mar, hasta los términos municipales de Castellbisbal y Martorell.
Las obras de encauzamiento del curso del río ahondando su lecho, representan una mayor seguridad ante una posible crecida, circunstancia que se ve reducida por la existencia del gran muro o terraplén donde se asienta la autopista de acceso a Barcelona por Molins de Rey. Así ésta y otras poblaciones contiguas en esta orilla izquierda del Llobregat, se ven protegidas de las riadas, gracias a las obras de encauzamiento».14
Visita de las autoridades:
«En los distintos trabajos intervinieron los bomberos de la Diputación, fuerzas de la Guardia Civil y soldados del Ejército de Tierra así como la plantilla de bomberos de Martorell y la mayoría del vecindario de la población. A últimas horas de la noche, acudió a la ciudad el gobernador civil, señor Pelayo Ros quién comunicó por teléfono con el ministro de la Gobernación y el presidente de la Diputación de Barcelona, señor Muller.
El gobernador civil visitó diversos lugares afectados por el temporal:
Desde las seis de la tarde de ayer hasta primeras horas de la madrugada de hoy, el gobernador civil, señor Pelayo Ros, ha recorrido la zona afectada por el temporal de lluvias y las inundaciones consiguientes, habiendo visitado las localidades de Martorell, Tarrasa, Castellvell y Vilar, Monistrol de Montserrat y Cornellá. Nuestra primera autoridad civil, junto con las autoridades de las localidades afectadas, ha examinado los daños causados por las inundaciones, procediendo a adoptar las medidas más urgentes para paliarlos en lo posible».15
El Prat: Graves consecuencias en la huerta:
Son las 22’30 horas del día y el agua está inundando las calles de esta ciudad; de esta forma iniciaba el corresponsal Llopart, su crónica de lo sucedido en La Vanguardia:
«El hecho no ocurría desde años anteriores a nuestra Guerra Civil. Ello parece haber ocurrido a través del sistema de alcantarillado, a menor nivel que las aguas tienen en estos momentos, lo que lo ha convertido en un auténtico sifón que le va echando toda el agua que pasa por él a la ciudad. Hay quien dice que las compuertas que las fábricas tienen en sus desagües del río, no han sido cerradas oportunamente, y esta es la causa de esta insólita inundación.
Por esto, aunque sea lo más espectacular es lo menos grave, ya que el margen de contención ha sido roto en uno de sus puntos, concretamente entre las masías de Can Comas y Cal Montjo, en el distrito de la Ribera, lo que solamente en este distrito puede llegar a afectar a varios centenares de hectáreas de un buen terreno en el término municipal del Prat y distritos colindantes, punto y aparte de las numerosas masías que se encuentran en aquel sector. Se calcula en unas mil hectáreas, las que quedarán afectadas por esta inundación.
El río también ha roto por su margen izquierda junto al tren del ferrocarril (M.Z.A.); durante toda la tarde se ha hecho lo imposible por evitarlo intentando fortalecer la margen. Cuando el río ha roto con todos los refuerzos, también se ha llevado por delante la valla de la empresa Productos Electrolíticos, la cual hemos podido ver totalmente inundada. El agua, tras romper por aquél lugar, se ha dirigido a buena velocidad hacia la Zona Franca, donde no dudamos de que a esta hora se encuentra haciendo grandes estropicios.
En estos momentos nos acaban de comunicar que junto al río ha estallado con un estruendo que ha causado pavor, un depósito de propano y además se ha interrumpido la circulación en la mayor parte de las calles de la ciudad; al parecer se ha extendido la inundación hacía el barrio de las casas de Janet y se teme que la cosa llegue hasta el aeropuerto. Se ha cortado en varias ocasiones el suministro de luz eléctrica.
Parece que el mar está muy embravecido e impide que el agua del río entre en él, posible causa primera de toda esta catástrofe».16
De nuevo el temporal de Levante había iniciado el procedimiento natural de las marejadas sobre el litoral barcelonés, desde el S. S.E al E. N.E., provocando una entrada de arenas que desencadenaron los mismos problemas que se produjeron en la desembocadura del río durante las inundaciones de 1942 y 1944.
Los campos de hortalizas se convirtieron en enormes lagunas:
«Como anunciábamos en nuestra crónica anterior, una superficie muy cercana a las 1.000 hectáreas de excelentes cultivos ha quedado totalmente inundada. El estropicio que se ha causado a las cosechas es tan importante que todos los agricultores con los que hemos tenido ocasión de dialogar consideran que lo sembrado no dará frutos que recoger. Los campos de hortalizas son enormes lagunas y la zona más alta, donde hay árboles frutales, también ha recibido un duro castigo. Sobre la superficie del agua hemos visto flotar, en alguno de estos campos, infinidad de manzanas que estaban a punto de ser recogidas.
La industria también ha sido notablemente afectada, son numerosas las fábricas inundadas; todas las que se hallan cerca del río han sufrido la embestida del agua, incluidas las papeleras locales y las fábricas de productos químicos de la margen izquierda del Llobregat, donde el agua se extiende como un inmenso mar hasta Bellvitge.
Las zonas afectadas son especialmente la Ribera, el Estruch, el Polígono Industrial Pratense y el Sector Industrial «Manso Mateu». En cualquiera de estos lugares se ha podido nadar. También han recibido castigo los campos situados junto a San Cosme, aunque el barrio ha conseguido evitarse de una buena parte del problema por hallarse un tanto elevado sobre el terreno primitivo.
Muchas de las calles de la ciudad están todavía inundadas, como lo está el total parque municipal, y el barro se halla presente en todas partes. La vuelta a la normalidad no va a ser fácil, las brigadas municipales – por una parte – tienen entre sí una extensa tarea y prácticamente todas las fábricas afectadas se han visto obligadas a parar las máquinas y tendrán que trabajar intensamente hasta la puesta a punto. Algunas tienen bastantes días de paro por delante.
Pero lo que preocupa muy especialmente son las roturas que el margen de contención ha sufrido y parece ser que el Ayuntamiento ha iniciado rápidas gestiones para taponarlos, ante una posible nueva arremetida del río. La última vez que el río llegó a la ciudad, según nos ha informado el historiador local, doctor Jaime Codina, fue en el año 1907 y entonces se produjeron un total de cinco riadas, hecho no repetido, aunque se habían alcanzado hasta tres avenidas en otras ocasiones. Entonces se decidió reforzar el margen que se había construido tres siglos antes y la obra ha servido hasta ayer, que en el término municipal de El Prat rompió por la finca denominada Can Comas.
Las aguas han entrado en el gran hoyo de la extracción de áridos de Can Comas por varias grietas, pero la más importante ha sido la que con una anchura de unos tres o cuatro metros se ha abierto en el mismo lugar donde las aguas chocan contra las tierras inmediatas. La extracción es en estos momentos un lago de unos diez mil metros cuadrados. Nosotros suponemos que las brechas abiertas en San Baudilio también deben haber colaborado en esta inundación».17
En Cornellá: Hubieron más de 20.000 personas afectadas:
Los daños materiales se estimaron en más de siete millones de pesetas:
«Cornellá ha sido sin duda, una de las poblaciones más afectadas por el desbordamiento del Llobregat, que inundó amplias zonas del barrio de Almeda, en el sector más próximo a las márgenes del río. Las aguas que penetraron en la ciudad por un sector situado más arriba del terraplén que separa el curso normal del río y la población, amenazó prácticamente el mencionado barrio de Almeda, donde quedaron afectadas viviendas, industrias, comercios y servicios. Según referencias de las autoridades municipales, en esta ocasión el nivel de las aguas desbordadas ha sido muy superior al que alcanzaron en las riadas de 1962. En algunos lugares se midió una altura por encima de los dos metros y medio. En estas condiciones, todas las plantas bajas de las viviendas situadas en aquella zona, las industrias y los comercios, quedaron seriamente afectados, hasta el punto de que, dentro de una estimación aproximada de los daños sufridos, se habla de pérdidas superiores a los siete millones y medio de pesetas.
Las mismas fuentes de información señalan que hay actualmente unas 20.000 personas afectadas y que el número de viviendas dañadas, algunas de ellas de gran consideración, otras ligeramente, es superior a las cinco mil. Muchas personas, la mayoría de condición modesta, han perdido totalmente sus ajuares, y se calcula que alrededor de seiscientas han quedado sin hogar.
El daño en la zona industrial ha sido igualmente de unas proporciones más amplias. Trescientas factorías, algunas de ellas de grandes dimensiones, como Pirelli, Siemens, Mata, etcétera, se han visto seriamente dañadas y en algunos casos se cree que las actividades de paro por estas causas alcanza a unos seis mil obreros.
Afortunadamente no hay que registrar ninguna víctima, no obstante la violencia de la riada, que alcanzó su mayor peligrosidad a primeras horas de la madrugada del martes. Se registraron algunas situaciones de heroicidad para rescatar personas en peligro y en estas tareas intervinieron fuerzas de la guardia civil, personal de la Cruz Roja y vecinos de Cornellá, con el alcalde de la ciudad al frente.
Inmediatamente se han tomado medidas de emergencia para auxiliar a las familias de los damnificados, que han quedado atendidos en grupos escolares y en otras dependencias. Las muestras de solidaridad humana entre la población se han manifestado generosamente, pero en tanto quedan problemas serios por resolver, como es el proporcionar viviendas para unas doscientas familias que han perdido sus hogares».18
Hospitalet de Llobregat: Ochenta familias, desalojadas en Bellvitge a causa de las inundaciones:
«El desbordamiento del río Llobregat inundó las plantas bajas de los primeros bloques de la zona de Bellvitge, por lo que fue preciso desalojar a sus habitantes, operación que se realizó sin dificultades. La empresa urbanizadora habilitó unos pisos por estrenar para recoger a estas familias, mientras se efectuaban los trabajos de achicar el agua y quitar el barro.
Los servicios de alcantarillado del Ayuntamiento y los bomberos de la Diputación trabajaron a todo ritmo y se espera que pronto quede todo normalizado.
Resultaron afectadas unas 80 viviendas. El problema más grande que se planteaba era el del suministro de alimentos. Así el Ayuntamiento se preocupó para que no faltara el pan y los alimentos de primera necesidad. Tres camiones con leche en polvo, patatas, arroz, judías, lentejas y garbanzos fueron enviados a la zona afectada para suplir la falta de los comercios que quedaron totalmente anegados. Así mismo, fueron suministradas unas 500 mantas».19
El arzobispo visita a los damnificados:
«Ayer por la tarde, el arzobispo de la Archidiócesis doctor González Martín, acompañado del archipreste de Hospitalet, mossén Medina, se trasladó al Polígono de Bellvitge y ha visitado detenidamente a las familias cuyas casas han sufrido el daño de las inundaciones. En este recorrido también les han acompañado los padres jesuitas que regentan la parroquia en la cual viven familias afectadas por la riada, muchas de las cuales se han visto obligadas a desalojar sus viviendas.
Minutos después de la llegada del arzobispo llegó el alcalde de Hospitalet. Ambos han hablado con los directivos de la Asociación de Vecinos y con los representantes de la empresa constructora que estaban en el Polígono, los cuales han dado facilidades para el rápido traslado de las familias a otros pisos recientemente construidos. Cáritas Diocesanas, por su parte, ha contribuido a paliar la situación facilitando 150 colchones a las personas cuyo mobiliario no ha podido ser rescatado en buenas condiciones».20
La actividad ciudadana, paralizada en el delta del Llobregat:
La ribera izquierda de la desembocadura, inundada.
«Mercabarna» tuvo que suspender las operaciones; la «S.E.A.T.» y otras industrias, negadas; y se teme un posible problema de paro debido a las inundaciones.
«Toda la parte baja de la orilla izquierda del Llobregat ha sufrido las consecuencias de la riada y el delta quedó ayer cubierto por las aguas, desde Bellvitge a la Zona Franca.
Conocedores del río, los «viejos del lugar» que tratan siempre de buscar explicaciones al comportamiento de su Llobregat, tienen diversas teorías sobre el porqué de este desbordamiento, que esta vez ha sido «manso», del río. En general, la opinión más abundante de estos empíricos, es que el tratamiento que se da al lecho del río no es racional y la extracción de áridos es desmesuradamente superior a lo que permite el buen «funcionamiento» del río. Al bajar el nivel del lecho debido a extracciones masivas, éste queda por debajo al nivel de la desembocadura, con lo que se forma una barra, que en estos casos de temporal, que generalmente acompaña siempre a las grandes tormentas, se agrava porque el mar colabora a taponar la salida».
«En previsión de inundaciones, los técnicos de la Sociedad General de Aguas mantienen una estrecha vigilancia sobre el crecimiento del caudal del río, basando su control en el nivel de las aguas en la presa Sedó, de Martorell, donde se llegó a la cota de cinco metros y medio. Las cifras arrojaban un caudal de 3.600 metros cúbicos por segundo, mientras que en 1962 fue de 2.000 metros cúbicos. El Llobregat tiene un caudal de 2 a 3 metros cúbicos en época normal: en tiempo de estiaje puede llegar a los 15 y 20 metros cúbicos, y las grandes avenidas cuando sobrepasan los 200 metros cúbicos ya son alarmantes. Ayer, a las doce del mediodía, el cauce del río era de 150 metros cúbicos por segundo».21
Lo cierto, es que nadie podía pensar que un año después de las obras de dragado y encauzamiento del río, llegara a producirse el 20 de septiembre de 1971, la avenida más importante del siglo XX. Fue la principal protagonista de gravísimas inundaciones, desde Martorell hasta el delta. Dentro de los 130 años últimos, cabe recordar que se han producido nueve crecidas de signo catastrófico con los siguientes caudales: año 1898, caudal 2500 m3/s; año 1907, caudal de 2.875 m3/s; año 1913, caudal de 1.540 m3/s; año 1942, caudal 1750 m3/s; año 1944* caudal de 1.600 m3/s; año 1962, caudal 2.100 m3/s; año 1971, caudal en el mes de septiembre de 3.150 m3/s; caudal en el mes de diciembre de 753 m3/s y año 1982, caudal de 1600 m3/s. No obstante, hay que reflejar que la producida en diciembre de 1971, no merecía un lugar en la tabla, de no ser por haber causado la pérdida del puente de Carlos III en Molins de Rey, que había resultado dañado pero no irremediablemente en la de septiembre de aquel año. Los daños del puente se atribuyen a la erosión general del lecho del Llobregat. La tabla, indica los caudales más destacados en Martorell, excepto el de 1944* que se realizó en Sant Boi de Llobregat.22
Mercabarna, inundada:
En 1967, se inicia la constitución de la sociedad anónima mercantil, Mercados de Abastecimiento de Barcelona S.A. (Mercabarna). Precisamente es en 1971 cuando se realiza el traslado a Mercabarna del Mercado Central de Frutas y Hortalizas. Poco tiempo después de dicho traslado, en el mes de septiembre, se produce de nuevo un temporal que azota el litoral barcelonés y las grandes lluvias producidas en las diversas comarcas barcelonesas del interior, ocasionan la crecida del río Llobregat que, como consecuencia, inundan con sus aguas las recientes instalaciones construidas para alojar y centralizar a todos los mercados centrales distribuidos por la ciudad.
La información de La Vanguardia, fue la siguiente:
«Mercabarna está construido en una plataforma de terreno que, del lado del río, tiene una cota de unos 70 centímetros sobre el nivel de la carretera que conduce al mercado. Además, los tinglados del recinto -se inundaron las naves A, D y E – están levantados sobre unos muelles de descarga de otros 80 centímetros. Y aun con este desnivel de metro y medio, las aguas entraron en los almacenes y alcanzaron la mercancía allí preparada.
Había pues, en la madrugada pasada, sobre los terrenos de Mercabarna, cerca de dos metros de agua fangosa. Hemos podido ver un camión de gran tonelaje que quedó anclado en el fango, con marcas a la altura del volante de que «hasta allí habían llegado la aguas».
Como se sabe, desde los primeros momentos en que el río empezó a entrar en Mercabarna, el alcalde, señor Porcioles, acompañado de concejales y delegados de servicios, intentaron penetrar en el recinto, en donde habían quedado encerradas unas 300 personas. A pesar de que la inundación no fue violenta, sino suave; no se produjo en forma de ola, sino por la subida del nivel del río, remansado, dado la dificultad del Llobregat por salvar la barra que le cerraba su paso al mar. Pero no hubo manera de pasar hasta ya avanzada hora de la madrugada, en que fueron evacuadas las personas que habían quedado incomunicadas, y a oscuras, porque los transformadores y sistemas de distribución de la electricidad en Mercabarna quedaron anegados desde el primer momento y en estos momentos se encuentran bajo toneladas de fango.
Se adoptó el acuerdo de habilitar el Palacio núm. 1 de Montjuïc como mercado central, en donde realizar las operaciones de urgencia. Los asentadores y mayoristas, transportistas y hombres del servicio de trabajo, eran no obstante, partidarios de volver provisionalmente al viejo Borne, porque allí, clientes y abastecedores sabían dónde encontrar a cada uno, que volvería a ocupar su puesto antiguo.
No fue así. En el Palacio núm. 1, el desconcierto fue general. Muchos transportistas decidieron cambiar de ruta, y no ha sido poco el género que iba destinado a Mercabarna, que emprendió el camino de otros mercados.
En general, los servicios de alcantarillado y colectores de aquel sector han funcionado admirablemente, si bien quedaron taponados inmediatamente por las muchas toneladas de barro que había transportado el río, y cuya eliminación está ya constituyendo un problema».23
La «SEAT» y otras factorías de la Zona Franca en paro:
«En Barcelona – capital, algunas industrias instaladas en sectores afectados han tenido que interrumpir sus actividades. Tal es el caso, por ejemplo, de la factoría «SEAT», en la Zona Franca, en la cual y como resultado del desbordamiento del río Llobregat, ha quedado interrumpida la actividad laboral. En iguales circunstancias se encuentra «Maquinaria Cinematográfica OSSA», en el mismo sector, y otras empresas también ubicadas en la Zona Franca».24
Son muchas las factorías enclavadas en la Zona Franca, entre ellas la «SEAT», que han sufrido graves daños a consecuencia de la inundación. Prácticamente, todo aquel sector industrial está paralizado, y ayer había serías preocupaciones en cuanto a la continuidad laboral en esas factorías. Sólo SEAT tiene unos 20.000 obreros y se calcula en otros 20.000 más, de otras empresas, los que en estos momentos se encuentran en paro, obligado por los graves daños de las aguas y el barro han causado a la maquinaria y a los stocks de materia prima de las industrias.
Se trabaja activamente para que esta situación desaparezca lo más rápido posible, y la Delegación Provincial de Trabajo está tomando las medidas oportunas para evitar graves perjuicios a la población laboral.
En la cochera de autobuses de la Zona Franca hubo también inundaciones, especialmente en los accesos y zona de maniobra. No obstante, la pericia de los conductores y personal técnico logró qué en la madrugada pasada, los autobuses salieran a prestar servicios sin sensible pérdida de horario. Al medio día de ayer, el agua ya había desaparecido de las cocheras, en donde como es lógico, también ha causado algunos daños, especialmente en el material fijo».25
Inundación de las Casas Baratas-Grupo Eduardo Aunós:
Traspasados los obstáculos que evidentemente ofrecían «Mercabarna» y las factorías más importantes como la «SEAT», el agua avanzaba sigilosamente e invadiendo todo lo que a su paso se oponía para llegar hasta el mismo pie de la montaña de Montjuïc. No obstante, las aguas llegaron a las Casas Baratas penetrando en los hogares de sus moradores, habiendo salvado como de costumbre el terraplén que formaba la línea del tren de la M.Z.A. (Madrid-Zaragoza-Alicante), y al no poder avanzar en su curso natural, debido como ya conté en el artículo anterior, al nivel del terreno donde estaba asentada la barriada en comparación a la altura del Paseo de la Zona Franca, ésta se estancaba y producía el letal embalsamiento que poco a poco fue alcanzando una altura considerable, hasta que llegó a su máximo nivel; solamente era cuestión de tiempo para que las aguas fueran engullidas lentamente por las cloacas que canalizaban el agua hacía los colectores principales.
Recuerdo muy bien que no hubieron daños personales, bueno lo de costumbre, barro, mobiliario, enseres y algún que otro colchón que no puedo ser aislado lo suficiente para salvarlo de las aguas. Se sabía que las aguas avanzaban pausadamente debido principalmente a que no fue una riada violenta, aunque por otro lado, las aguas iban quedándose estancadas en las factorías ubicadas en todo el polígono de la Zona Franca que a la vez iban formando grandes lagunas. Al contrario de las inundaciones del 42 y 44, el agua avanzó libremente a través de los campos, por ese motivo la concentración del caudal fue superior porque circulaba sin freno alguno.
Anécdotas se produjeron muchas, recuerdo que en mi casa de la calle Forets núm. 11 (la 18), el agua casi alcanzó la altura de la mesa del comedor, donde por cierto, tuvimos que subir a la abuela Teresa, la madre de mi padre, y sentarla en una silla ya que ella apenas se podía valer por si misma. Pasadas unas horas, ya finalizando la tarde, el caudal bajó de nivel y mi padre y yo salimos para ver si la hermana de mi madre, la tía Juanita que estaba sola; se encontraba bien. El recorrido que había desde nuestra casa a la calle Tragura (la 20), se nos hizo eterno. El agua todavía nos cubría por encima de las rodillas, cruzamos la plaza con mucha precaución porque nos dimos cuenta que las alcantarillas habían saltado y corríamos peligro de caernos dentro y ser engullidos por alguna de ellas. En el camino pudimos ver alguna rata nadando buscando algún espacio seco para poderse salvar; solo se les veía la cabeza, otras ahogadas flotaban como barcos a la deriva.
Hacía muy pocos meses que había empezado a trabajar en la calle de los Motores, junto a las «Casitas de la Estación», en una empresa de tratamientos térmicos. Por la mañana del día 22, fui como de costumbre al trabajo. En el «Barracón», me esperaba una compañera que vivía en la calle Fonoll (la 2), que en la actualidad es mi esposa, cruzamos el bar y cuando llegamos a la calle de los Motores, nos dimos cuenta que ésta estaba cubierta de agua con grandes lagunas en los campos y huertos de ambas márgenes de la calle, por lo que no pudimos acudir a nuestro trabajo. Al día siguiente, ya habían bajado prácticamente las aguas, solo quedaban algunos charcos que no ofrecían ningún obstáculo para nuestros intereses. El suelo de la fábrica, algunas máquinas y los hornos verticales estaban cubiertos de fango y escombros arrastrados por la corriente del agua, solo se salvaron los hornos rotativos porque estaban posicionados sobre una base a una altura considerable. Sin embargo, en pocos días pudimos ponerlos en marcha. Poco a poco todo fue neutralizándose, la barriada volvió a su rutina diaria después de varios días de limpieza, y todo quedó como un hecho más dentro de los que había cosechado una barriada como la nuestra.
A consecuencia de la inundación, nuestras vidas cambiaron:
Era cierto que, como he ido contando, nuestra barriada por su situación geográfica y sobre todo por estar a nivel del mar, evidenciaba muchos problemas de humedad. La cercanía del mar, las lluvias y las inundaciones, quedaban impregnadas en los cimientos y paredes de nuestros habitáculos, haciendo que el invierno fuera muy crudo y persistente, al contrario que en verano, donde predominaba el bochorno -xafugor- del calor húmedo reinante.
Hacía mucho tiempo que mi madre le insistía a mi padre para que nos fuéramos a vivir a un piso, él siempre se negó a marcharse, toda su vida la había compartido entre la barriada de Nuestra Señora de Port y el barrio y, además, su madre ya era muy mayor y apenas podía andar. Mi madre también había vivido toda la vida entre las dos barriadas, ya que había nacido en el piso del estanco de Port, pero ella siempre fue más decidida y emprendedora, y aquellas humedades y las riadas vividas la llevaban de mal traer, obcecada en sus pensamientos no dejaba de insistir e incluso nos convenció a mi hermana y a mí haciéndonos cómplices para comprar un piso sin que mi padre se enterara.
Unos meses antes de la riada, ejecutó el plan que desde hacía tiempo le rondaba por la cabeza. Reunió el dinero y procedió a comprar un piso en Sant Feliu de Llobregat. Mientras mi padre buenamente engañado, seguía ignorando los planes de mi madre.
Llegó el día trágico, todos esperábamos una situación extrema, las aguas sin control lo inundaron todo, la abuela sentada en una silla encima de la mesa del comedor, mientras nos mirábamos los unos a los otros impotentes y sin poder hacer nada. Mi padre nunca había vivido una situación parecida, aunque por desgracia le tocó vivir en primera línea de fuego la Guerra Civil. En las inundaciones del 42 y 44, se encontraba todavía inmerso en el Ejército, ya que había caído prisionero de guerra y después de finalizada la contienda tuvo que hacer el servicio militar con el Ejército nacional; licenciándose en julio de 1944.
Pocos días después de la riada, mi padre se dispuso a hablar con mi madre referente a la compra del piso, debido a que no pudo soportar ver a la abuela subida en la mesa y el agua acechando peligrosamente su integridad. Cuando éste le comentó a mi madre de comprar el piso, ésta, sin tapujos, le contestó que ya lo había comprado. La reacción de mi padre no fue una explosividad de júbilo, sino que se sintió herido por el engaño sufrido. No llegó la sangre al río, después de un breve tiempo sin hablarnos y cabizbajo, reaccionó mejor de lo que podíamos esperar. Después nos dijo abiertamente que lo había comentado con sus amistades del trabajo y que le habían aconsejado que vista la situación de la abuela y la problemática del barrio en el buen sentido de la palabra, refiriéndose a las avenidas del río y las inundaciones por las lluvias que acostumbraban a producirse muy a menudo, mejor estaríamos en el piso que en la barriada. Esos consejos le convencieron, y poco a poco fuimos planeando y organizando la manera de irnos a vivir a un rascacielos de 10 plantas, en una barriada nueva llamada «La Salut» en Sant Feliu de Llobregat. Solamente quedaba un problema por resolver, el transporte, y eso lo solucionó mi padre porque nos hizo sacar a mi hermana y a mí el carnet de conducir y nos compró un coche nuevo francés llamado «Renault 6». De esta manera hacíamos el recorrido diario de ida y vuelta al trabajo. A mi padre lo dejábamos en la Diagonal, mi hermana se quedada en el Paseo de la Zona Franca en la «Miniwatt», y yo en la calle de los Motores.
La avenida del río nos cambió la vida radicalmente, pasamos de vivir en una planta baja a una 7ª planta, allí la humedad y el agua del río no nos afectaría, ganamos en calidad de vida. Los domingos que había fútbol bajaba a mi padre al campo del C.A. Iberia para que lo viera, aunque yo no dejé de visitar el barrio, porque a pesar de todo era mi barrio, donde había vivido, jugado, crecido y realizado como persona y, además, me enamore de una compañera de trabajo que vivía allí.
Desde hace casi un siglo:
En 1984, todavía se debatía la solución al conflicto del encauzamiento del río, a los dos desvíos del cauce del Llobregat que se habían propuesto a lo largo de casi un siglo, surgió un tercero propuesto por la Corporación Metropolitana de Barcelona.
Veamos el contenido de la propuesta de la CMB, en el siguiente artículo de La Vanguardia, que por cierto, la no se llamaba Española:
«Justificado en el propósito de una ordenación urbanística conjunta del delta del Llobregat -ordenación en la que se definirían los usos del suelo dentro de una nueva perspectiva de futuro-, los correspondientes servicios técnicos de la Corporación Metropolitana de Barcelona están estudiando desde hace poco tiempo un nuevo trazado de desvío del Llobregat. Este estudio se encuentra todavía en fase de redacción y, naturalmente, no habría de ser corto el proceso administrativo que después habría de seguir para que el plan resultante adquiriese rango legal como modificación del vigente Plan General Metropolitano.
En este Plan General Metropolitano figura el trazado del desvío y encauzamiento del Llobregat que fue redactado en 1972 de acuerdo con las conclusiones formuladas a principios de 1971 por la Comisión Interministerial constituida en su día para el estudio del puerto de Barcelona y del entorno portuario. La solución del desvío para ampliar el puerto de Barcelona se introdujo años después de que el Consejo de Ministros celebrado en el palacio de Pedralbes el 1 de octubre de 1962, con motivo de las trágicas inundaciones del Vallés, acordase el encauzamiento del Llobregat desde Molins de Rei hasta el mar. Esta obra fue dividida, a efectos de programa de trabajo, en tres tramos comenzando desde Molins de Rei. Las obras de los dos primeros, con una longitud de 14.044 metros, fueron adjudicadas el 14 de octubre de 1974 y concluidas hace pocos años. Las obras correspondientes al tramo tercero, que incluía el desvío a partir del puente de Mercabarna fueron adjudicadas el 24 de enero de 1975 por un presupuesto de 485.958.066 pesetas y 39 meses de ejecución pero, en razón de la oposición suscitada, el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo rescindió el contrato con la empresa adjudicataria después de que sólo se construyese el encauzamiento entre los puentes de la autopista al aeropuerto y el de Mercabarna, trozo que en el tramo III no estaba afectado por el desvío.
La solución al conflicto quedó remitida por el MOPU a la decisión que adoptase la Generalitat. Ha habido después reuniones y acuerdos pero ninguna de las decisiones ha adquirido la suficiente firmeza, por lo que todavía el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo espera, con los proyectos de desvío o de sólo encauzamiento muertos de risa y de vergüenza, la resolución definitiva.
El hecho es que, por fas o por nefas, ahora la Corporación Metropolitana tercia en la discordia y, según noticias de fuentes bien informadas, pretende definir un nuevo desvío cuyo trazado seguiría, aproximadamente, la línea bisectriz entre el cauce actual y el aprobado con desvío que figura en el Plan General Metropolitano. Es una solución que demuestra el vigor que tiene todavía en nuestra conducta aquello de tirar por el camino del medio.
El nuevo encauzamiento que estudia la CMB estaría limitado en su margen izquierda por el polígono Pratense, polígono que quedaría dentro del marco de la zona industrial del entorno portuario, y permitiría la ampliación del puerto de Barcelona sólo a la mitad, más o menos, de lo que con el desvío aprobado hace más de diez años se pretendía.
Por supuesto que la Corporación Metropolitana de Barcelona no tiene competencia alguna sobre modificación de cauces públicos por lo que el nuevo desvío que está estudiando no pasará de tener un nuevo carácter de propuesta para la Dirección General de Obras Hidráulicas del MOPU, organismo que, a través de la Confederación Hidrográfica del Pirineo Oriental, tiene a su cargo la redacción de los proyectos y la ejecución de las obras con todas las inversiones requeridas.
El asunto del encauzamiento y desvío del Llobregat se está debatiendo desde hace cerca de un siglo con desiguales oleajes cuyas crestas más altas se han alcanzado en los momentos en que las inundaciones han producido calamidades sin cuento en la zona baja del delta. Ya en 1891 Pere García Faria redactó un «proyecto de saneamiento del subsuelo de Barcelona», en el que programaba la desecación del tramo del Llobregat que va desde Sant Boi hasta el mar y el trazado de un nuevo cauce con desembocadura más hacia el sur, por la laguna del Remolar. El desvío de García Faria, que se hizo con el solo propósito del saneamiento, se planteó años después como solución contra inundaciones.
Entre otras muchas fechas, basta recordar la del 9 de octubre de 1900 en que la Diputación de Barcelona acordó consignar la cantidad de 25.000 pesetas para la «formación de un anteproyecto de desvío del río Llobregat y supresión de la que figura para saneamiento del Llobregat».
Con esta nueva formulación que estudia la CMB serán, por consiguiente, tres los trazados de desvío que se hayan propuesto. A ver si es verdad aquello de que a la tercera va la vencida. Lo que no puede admitirse en modo alguno es que gran parte del delta del Llobregat siga todavía bajo la amenaza de las inundaciones. La política del perro del hortelano, que ni come ni deja comer, siempre ha sido nefasta para quien tiene hambre».26
Si el hombre pretendía cambiar el curso del río, «imponiéndose a la naturaleza«, debía hilvanar una labor de unidad y de concierto, respetando el medio ambiente en una zona con un valor ecológico indiscutible y una importancia ambiental estratégica, ya que de nada le serviría que cualquiera de las entidades o de los afectados por las constantes amenazas de las inundaciones se opusieran a defender su propia propiedad contra las mismas; ni el colindante de aquí, o el vecino de la otra orilla o el de más allá o el de más acá, si todos no remaban en la misma dirección en pos de una obra conjunta, en la unificación de esfuerzos y voluntades basadas en una estrecha colaboración, luchando codo a codo en una defensa urgente de los intereses comunes, no se lograría emprender el gran proyecto del encauzamiento del Llobregat, que desde antaño se había hablado tanto y que definitivamente terminara con los sufrimientos y las inundaciones y, además, permitiera como así se estudió en el tercer plan del desvío del río, la ampliación del puerto de Barcelona y la Zona de Actividades Logísticas (ZAL).
Veinte años más tarde, el 15 de septiembre de 2004, el presidente de la Generalitat de Catalunya, Pascual Maragall, acompañado de los consejeros Salvador Milà y Joaquín Nadal y de los alcaldes de Barcelona y El Prat de Llobregat, Joan Clos y Lluis Tejedor, respectivamente, asistió a la apertura del último tramo del cauce, de 3,5 kilómetros de longitud.
Imágenes:
Portada:
Vista de la Palanca, durante una crecida del Llobregat a su paso por Sant Andreu de la Barca. Año desconocido. Archivo Histórico de SAB.
Sant Andreu de la Barca la nostra vila, la nostra historia.
Web: Riadas de SAB/Facebook
1.- La Vanguardia Española. Edición, jueves 27 de mayo de 1965. Núm. 30784, pág. 48.
2.- Web: El triste fin de un puente Real. Blogger
https:// ireneu.blogspot.com/2011/01/el-triste-fin-de-un-puente-real.html
3.- La Vanguardia Española. Edición, martes 7 de diciembre de 1971. Núm. 32816, pág. 1.
4.- La Vanguardia Española. Edición, martes 7 de diciembre de 1971. <núm. 32816, pág. 7.
5.- Can Clos -Historia de un barrio obrero. Emilio Suárez Sánchez. ISBN: 84- 89643-60-1, año 1997. Página 58.
6.- La Vanguardia Española. Edición, martes 21 de septiembre de 1971. Núm. 32750, pág. 3.
7.- La Vanguardia Española. Edición, miércoles 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, pág. 1.
8.- Web: LA MEMÒRIA DEL FANG
https:// lamemoriadelfang.blosgpot.com
9.- Web: Bellvitge50: Las Inundaciones de 1971
https://bellvitge 2015.blosgpot.com/2013/11/las-inundaciones-de-1971.html
10.- La Vanguardia Española. Edición, miércoles 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, pág. 1.
11.- La Vanguardia Española. Edición, miércoles 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, pág. 5.
12.- La Vanguardia. Edición, viernes, 3 de febrero de 1984. Núm. 36675, pág. 19.
Notas:
1.- La Vanguardia Española. Edición viernes, 26 de enero de 1945. Núm. 24461, página 4.
2.- La Vanguardia Española. Edición jueves 27 de mayo de 1965. Núm. 30784, página 48.
3.- La Vanguardia Española. Edición martes, 7 de diciembre de 1971. Núm. 32816, página 5.
4.- https://www.cervantesvirtual.com/descarga Pdf/ el-puente-de-molins-de-rey/
5.- La Vanguardia Española. Edición martes, 7 de diciembre de 1971. Núm. 32816, página 7.
6.- Can Clos-Historia de un barrio obrero: Autor, Emilio Suárez Sánchez. Año 1997. ISBN: 84-89643-60-1. Editorial CIMS 97 S.L. Páginas 57, 58, 59 y 60.
7.- Can Clos-Historia de un barrio obrero: Autor, Emilio Suárez Sánchez. Año 1997. ISBN: 84-89643-60-1. Editorial CIMS 97 S.L. Página 60.
8.- La Vanguardia Española. Edición martes, 7 de diciembre de 1971. Núm. 32816, página 7.
9.- Viviendas de refugio: Llamadas así por su exigua superficie útil de 16,98 m2 y 19,73 m2 construidos.
10.- La Vanguardia Española. Edición martes, 21 de septiembre de 1971. Núm. 32750, página 4.
11.- La Vanguardia Española. Edición martes, 21 de septiembre de 1971. Núm. 32750, página 3.
12.- La Vanguardia Española. Edición martes, 21 de septiembre de 1971. Núm. 32750, páginas 3 y 4.
13.- La Vanguardia Española. Edición martes, 21 de septiembre de 1971. Núm. 32750, página 4.
14.- La Vanguardia Española. Edición miércoles, 26 de agosto de 1970. Núm. 32417, página 25.
15.- La Vanguardia Española. Edición martes, 21 de septiembre de 1971. Núm. 32750, página 4.
16.- La Vanguardia Española. Edición martes, 21 de septiembre de 1971. Núm. 32750, página 5.
17.- La Vanguardia Española. Edición miércoles, 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, página 5.
18.- La Vanguardia Española. Edición miércoles, 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, página 4.
19.- La Vanguardia Española. Edición miércoles, 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, página 5.
20.- La Vanguardia Española. Edición miércoles, 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, página 5.
21.- La Vanguardia Española. Edición miércoles, 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, páginas 5 y 6.
22.- Web: 4. APUNTES DE HISTORIA DEL RÍO EN EL TRAMO
https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099.1/3426/4123…Archivo PDF.
23.- La Vanguardia Española. Edición miércoles, 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, página 5.
24.- La Vanguardia Española. Edición miércoles, 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, página 4.
25.- La Vanguardia Española. Edición miércoles, 22 de septiembre de 1971. Núm. 32751, página 5.
26.- La Vanguardia. Edición viernes, 3 de febrero de 1984. Núm. 36675, página 19.
Bonito y muy bien trabajado, historia pura de nuestras tierras de la Marina y el río Llobregat.
Un placer haber podido colaborar con mi artículo.
Gracias.