Como ya comenté en el capítulo anterior, el tren de la potasa, ocupó un lugar importante entre el paisaje de nuestras tierras de la Marina de Sants que, bien situadas estratégicamente, contribuyeron al paso del ferrocarril para transportar el cloruro potásico – potasa- al Puerto de Barcelona, tras el gran descubrimiento producido en la Depresión Central Catalana. El descubrimiento de la potasa en 1912 revolucionó la cuenca del Llobregat, tanto industrial como económicamente, así como al Gobierno de España que, de inmediato, realizó la publicación de un Real Decreto de 10 de junio de 1915 (Gaceta de Madrid, núm. 162, 11/6/15), donde manifestaba la voluntad de explotar las potasas españolas, mencionando una posible influencia en el mercado exterior. En 1918 se aprueba una ley especial llamada Ley Cambó, de 24 de julio (Gaceta de Madrid, núm. 209, 27/7/18), que regulaba la explotación y la comercialización de sales potásicas, siendo en ese momento ministro de Fomento Francesc Cambó.(1)
Read More›